"Enfermedades causadas por virus y mollicutes en maíz", Dr. Sergio Lenardón (IFFIVE) - (INTA - Universidad Nacional de Río Cuarto)

Mié, 12/12/2007 - 11:06
Por FAUBA

Para el especialista, el manejo de este tipo de enfermedades debe darse a partir de un enfoque integrado que tenga en cuenta el cultivo, los reservorios naturales del virus y su insecto vector, la acción del hombre y la influencia del medio ambiente.

Dentro de las virosis que atacan el cultivo del maíz, el Dr. Sergio Lenardón, del Instituto de Fitopatología y Fisiología Vegetal (IFFIVE) (INTA - Universidad Nacional de Río Cuarto) se concentró en el Mal de Río Cuarto, que en las campañas 1996/97 y 2006/07 llegó a provocar pérdidas estimadas en 130 y 70 millones de dólares, respectivamente, en nuestro país. Remarcó la necesidad de un tratamiento integrado de este problema fitosanitario, que tenga en cuenta tanto al cultivo, los reservorios naturales del virus y su insecto vector, como al medio ambiente y al hombre. Dentro de este contexto, es importante señalar que algunas acciones tomadas por el hombre en la cadena maíz han colaborado a desencadenar importantes epidemias. Durante la conferencia, acompañó su exposición con variado material fotográfico para mostrar una sintomatología que resulta mucho más difícil de identificar que otras patologías causadas por hongos y bacterias. Finalmente, aportó algunas pautas de manejo, entre las que se destacan selección de híbridos adecuados, fechas de siembras apropiadas y -eventualmente- aplicación de tratamientos de insecticidas sistémicos a la semilla.

La zona denominada "endémica" del Mal de Río Cuarto se extiende por el sur de la provincia de Córdoba, sudoeste de Santa Fe, oeste de Buenos Aires, norte de La Pampa y este de San Luis, ya que en esta región -normalmente todos los años- hay presencia de la virosis con mayor o menor intensidad en el cultivo de maíz. En el "cinturón maicero tradicional", se presentan casos esporádicos de la enfermedad y en años de epidemia se han cuantificado pérdidas importantes.

"En la campaña pasada 2006/2007, hemos recibido muestras y confirmado ataques muy importantes de la zonas de Balcarce, Miramar, Saladillo, Trenque Lauquen, Pergamino, Venado Tuerto, este y sur de Córdoba y norte de La Pampa, entre otras. Relevamientos de la enfermedad realizados por técnicos del IFFIVE - INTA durante varios años indican que prácticamente no hay lugar en el país donde se haga maíz, en que no se haya encontrado esta enfermedad", comenta Lenardón. En Chaco y Formosa, se encontraron algunos casos pero que no adquirieron una gran magnitud. "Tengamos presente -señaló Lenardón- que la importancia de la enfermedad está determinada por la incidencia y la severidad que se presenta en el maíz para granos, consumo en fresco (humano) ó bien para los animales. Definitivamente, los problemas serios están en la zona endémica donde el patógeno se presenta en forma recurrente todos los años y -por lo tanto- hay que tenerlo muy en cuenta" -señaló-.

Síntomas

Lo primero que se observa, en las plantas afectadas es una disminución importante del crecimiento, (enanismo). En los lotes afectados, pueden hallarse plantas enfermas conjuntamente con plantas de apariencia normal (sanas), ya que los insectos vectores pican a las plantas al azar. Esa es la primera característica. Luego, cuando el cultivo se ha desarrollado y se encuentra en estado de floración, los daños son más importantes, porque la reducción en el crecimiento es mucho más notoria.

"El Mal de Río Cuarto -explica Lenardón- se caracteriza por la gran variabilidad de los síntomas y eso tiene que ver básicamente con varios factores: el híbrido utilizado (susceptible o tolerante), el estadío fenológico en que la planta es alcanzada por el insecto transmisor, el medioambiente y la condición del cultivo. Es decir, hay un sinnúmero de factores que interaccionan para que se desencadene esta sintomatología".

Los síntomas más típicos de esta enfermedad los constituyen las plantas que alcanzan una altura de 1 m a 1,20 m con un tallo achatado y ensanchado. Hay acortamiento sensible de entrenudos, el tercio superior presenta un desarrollo foliar anormal con láminas muy disminuidas y erectas, la panoja es reducida y existe una proliferación de espigas con una producción de granos que generalmente es escasa o nula.

Con respecto a las panojas, se pueden presentar distintas manifestaciones en las plantas infectadas: en algunos casos son prácticamente normales y en otros están muy atrofiadas, con problemas para producir polen. Algunas de las fotografías proyectadas por Lenardón mostraban las láminas del tercio superior de la planta y las panojas totalmente alteradas, hecho que redunda en la falta de polen y por ende, en la dificultad para producir granos.

En lo que hace a la proliferación de mazorcas, una característica que hay que tener en cuenta es que generalmente se dan varias mazorcas de un mismo entrenudo a diferencia del "achaparramiento del maíz" causado por mollicutes (procariontes), donde la proliferación de las mazorcas aparecen en distintos entrenudos. También existen casos excepcionales, como el registrado en Rosario, donde prácticamente no hay formación de entrenudos desde el nivel de inserción de la espiga a la panoja. Es decir, un acortamiento extremo de estos entrenudos.

"Hay algo que distingue a esta enfermedad -afirmó el especialista-. Si ustedes revisan en el envés de las hojas (cara de abajo) hay un punteado clorótico muy intenso sobre las nervaduras terciarias, eso con certeza es el síntoma incipiente del virus del Mal de Río Cuarto. Si se observa con detalle, alrededor de los 35 a 40 días posteriores a la emergencia, se verá una proliferación de los tejidos (hipertrofia) incipiente sobre las nervaduras de las hojas de la planta de maíz, que le da esa característica rugosa a la superficie de la lámina foliar, en el envés de la hoja. En algunos híbridos, es muy fácil encontrar esta proliferación de tejidos, comúnmente denominadas verrugas, que técnicamente se denominan enaciones y que constituye el síntoma característico. El tamaño de las enaciones tiene que ver mucho con el germoplasma que se utiliza. Hay híbridos que son tolerantes y -por lo tanto- el tamaño de esas enaciones es mucho más pequeño que en materiales susceptibles, en que el crecimiento es bien vigoroso y fácil de apreciar, llegando a formar pequeños tumores. En algunos casos extremos, las enaciones son a lo largo de todas las nervaduras -explicó Lenardón-.

Las enaciones también se pueden encontrar en las vainas y las chalas. A veces, no hace falta ni dar vuelta las hojas y -fácilmente- se puede diagnosticar la presencia del virus viendo simplemente las mazorcas. La sintomatología es muy variable y -cuando se está trabajando con un híbrido tolerante- resulta más difícil ver la variación de los síntomas. Lenardón comentó que durante la campaña pasada, un productor se acercó a consultarlos porque tenía un lote de apariencia normal en donde había notado que el tamaño de las espigas era bastante reducido. "Bueno, hicimos una evaluación y llegamos a la conclusión que ese lote tenía un 80 por ciento de plantas infectadas por el Mal de Río Cuarto, pero en un grado muy leve porque era un material tolerante (las espigas estaban reducidas en alrededor de un 15 por ciento, que es lo que se estima para un grado 1. El productor no lo sabía y las únicas plantas sanas eran algunas que sobrepasaban a las infectadas por unos pocos centímetros. Este es un buen ejemplo de que no siempre uno encuentra un lote muy afectado (enanizado), sino que a veces se encuentran lotes de apariencia normal pero donde hay un cierto grado de afectación muy leve, lo que hace que pasen desapercibido esos síntomas.

Escala de severidad

La escala de severidad sirve para cuantificar las pérdidas que se registrarán por efecto de la infección. Por ejemplo, si una planta, tiene una altura reducida comparada con plantas normales, pero con tres a cuatro espigas con escasa o nula producción de granos, seguramente esa planta se ubicará dentro un grado 3 de severidad, que es extremo. Dentro de este mismo grado, se ubican los casos de plantas que no tienen más de 15 cm y mueren, sin producir absolutamente nada.

Para Lenardón, una escala es algo subjetivo, que depende de la persona que la utilice. En la Universidad Nacional de Río Cuarto, eligieron trabajar con una escala que va del 0 al 3, es decir, con pocos grados para tratar de reducir el error experimental. Para graficar en el campo esos distintos grados de la escala, se expuso un gráfico de un ensayo realizado en 1997 con distintos híbridos de maíz. En esa ocasión, se tomaron 100 espigas de cada uno de los diferentes grados de severidad: grado 0, plantas asintomáticas, que no presentaron ninguna sintomatología a la vista; grado 1, plantas que presentaron enaciones y una disminución leve de la altura, pero sin síntomas importantes en las espigas; grado 2, plantas que tenían una manifestación sintomatológica importante, como por ejemplo, reducción del tamaño de la panoja, atrofia de las láminas foliares del tercio superior, enaciones y espigas reducidas de manera significativa, y las plantas de grado 3, que presentaban síntomas muy severos, enaciones y una producción de granos por espiga escasa ó nula. "Este ensayo -precisó Lenardón- nos permitió evaluar algunos híbridos y determinar realmente los que eran tolerantes y los que eran susceptibles a esta enfermedad. Con el peso medio de los granos por espiga (medidos en gramos) de cada grado de severidad se estimaron los porcentajes de pérdida, comparándolos con el grado 0 asintomático (planta sana). De esta manera se estimó que para el grado 1 se perdía un 20 por ciento, para el grado 2, el 50 por ciento y para el grado 3, del 90 al 100 por ciento de la producción. "Con los datos de estos 14 híbridos -continuó el profesor- hicimos una regresión correlacionando la producción en granos por espiga versus severidad. Y -como era de esperar-, a medida que el grado de severidad se incrementaba disminuía la producción en granos".

Determinar la severidad de la enfermedad en un lote permite calcular y estimar la disminución de su producción final. Esto facilita con bastante anticipación tomar una decisión de qué hacer con ese lote. Si la pérdida es leve, se deja el maíz para cosecha, si los daños son importantes, se pueden hacer rollos o -eventualmente- destinar el maíz al pastoreo directo. Finalmente, en casos de pérdidas totales, como las evidenciadas en las epidemias de las campañas 1996/97 y 2006/07, se aconseja reemplazar el cultivo rápidamente por una soja de segunda (por ejemplo), a los efectos de no perder la estación de cultivo.

Las pérdidas no sólo afectan a maíces para granos, sino también para consumo en fresco (choclo), enlatado, pisingallos, chips (planchado) y forrajeros, entre otros. En el cinturón maicero tradicional (Pergamino, Chacabuco, Venado Tuerto), se producen híbridos en contra estación para semilleros de América del Norte y Europa, y existen varios antecedentes de severas pérdidas para algunas de las fechas de siembras empleadas en esas localidades.

Agente causal

El agente causal del Mal de Río Cuarto es un virus esférico, isométrico, con un diámetro de 60 a 70 nanómetros, restringido a los tejidos floemáticos de conducción de la savia. La partícula esta constituida por 10 segmentos de ARN de cadena doble (cd). Recientemente, el Comité Internacional de Taxonomía Viral ha clasificado a este virus como un nuevo miembro dentro del género Fijivirus perteneciente a la familia Reoviridae.

El Dr. Lenardón presentó varias publicaciones con segmentos secuenciados del genoma de este virus, que en la actualidad está finalizado, mediante un trabajo realizado íntegramente en la Argentina por colegas del CICVA - INTA (Castelar) y del IFFIVE - INTA (Córdoba). Esto, permite contar con información valiosa para trabajos futuros relacionados con las funciones de cada uno de los genes pertenecientes a los distintos segmentos del ARN de cd, como así también para la obtención de plantas transgénicas. Este virus es semejante a otros fijivirus aislados de India y Francia en el número de bandas de ARN de cd, pero se distinguen en que presentan un patrón de migración muy diferente y poseen además secuencias que difieren significativamente unas de otras.

Diagnóstico

Las técnicas de diagnóstico serológicas son muy económicas y permiten en 48 horas conocer si las plantas están o no infectadas con el virus; desde hace años se dispone de esta herramientas en el IFFIVE-INTA para la identificación correcta del agente causal. Otras, técnicas disponibles incluyen la hibridación molecular, la cual se basa en el empleo de sondas moleculares no radioactivas, que en caso de diagnóstico positivo hibridizan de manera complementaria con las hebras del ácido nucleico del virus. También, hay otra técnica de diagnóstico que consiste en la determinación de las 10 bandas de ARN de cd en un gel de poliacrilamina previa tinción con bromuro de etidio.

Aspectos epidemiológicos (reservorios naturales, vector/es modalidad de transmisión)

Varios trabajos publicados señalan que la virosis no se transmite por la semilla de maíz. La única vía de transmisión en la naturaleza es a través de una chicharrita (Delphacodes kuscheli Fennah) que la transmite de manera persistente - propagativa. Esto implica que el virus se reproduce (replica) dentro del cuerpo del insecto vector, actuando éste como un reservorio natural del virus. Cuando la chicharrita se alimenta de una planta e introduce el estilete en los tejidos de conducción (vasos floemáticos), es capaz de transmitir de manera efectiva la virosis.

El virus puede permanecer durante las distintas estaciones del año en varios cultivos y/ó malezas primavero-estivales u otoño-invernales pertenecientes a la familia de las poáceas (hojas finas).

El hospedante primavero - estival mas importante de esta virosis sin dudas es el maíz porque es el único cultivo donde hay daños concretos de magnitud en la producción de granos / forrajes etc. El sorgo granífero también puede ser un reservorio del virus durante esta estación aunque resulta en una enfermedad secundaria para este cultivo, lo mismo que la moha de hungría y el mijo.

Los cereales finos, principalmente avena, trigo, cebada y centeno se caracterizan por poder actuar como reservorios del virus y ser además, habitad natural de las poblaciones de chicharritas durante el otoño y el invierno. Asimismo, existen una serie de malezas anuales y perennes que pueden albergar tanto del virus como a las poblaciones del insecto vector. Al respecto, se han determinado varias malezas primavero - estivales, destacándose la pata de gallina, la cola de zorro, el sorgo de alepo y la roseta etc. En nuestro país son numerosas las gramíneas que en cualquiera de las cuatro estaciones actúan como hospedante del virus, del vector o de ambos simultáneamente. El vector mas importante en la naturaleza, es la chicharrita Delphacodes kuscheli que es la que se presenta con mayor frecuencia. Este insecto - vector coloca sus huevos en la vaina de la plantas, en la parte dura y generalmente se los puede identificar como un punteado rojizo, producto de un orificio que genera una reacción antocianica de color rojo. Dentro de la composición etaria de esta chicharrita, solo los insectos adultos de alas largas tienen capacidad de moverse y por lo tanto son los únicos importantes desde el punto de vista epidemiológico. Estos adultos tienen alas membranosas transparentes que sobrepasan el cuerpo del insecto, y tanto el macho como la hembra vuelan grandes distancias favorecidos por los vientos. Muchas veces los movimientos poblacionales provienen de campos vecinos sembrados con verdeos o de pastizales naturales donde este insecto vector tiene su habitat.

Hace unos años, cuando el problema era más concreto porque anualmente se presentaban epidemias, Lenardón y su equipo detectaron en el sur de Córdoba, donde se hacía mucha avena en el invierno para alimentación de la hacienda, que esta chicharrita prosperaba muy bien en lotes sometidos a pastoreo ya que allí tenía aparentemente capacidad de reproducirse bien y moverse con facilidad debido a la buena aireación de los mismos. 

En los últimos años, se ha determinado otro vector de la virosis denominado Delphacodes haywardi que se presenta en algunas zonas ecológicas con una densidad importante y podría ser responsable de transmisión de la enfermedad. Recientemente, se ha determinado a Pyrophagus tigrinus como vector que experimentalmente transmite la enfermedad bajo condiciones de laboratorio, su implicancia en la naturaleza se desconoce.

Otro aspecto importante -señala Lenardón-, es la búsqueda de los vectores en los lotes por parte de los productores o de los técnicos. Generalmente cuando el cultivo quiere comenzar a florecer es el momento en el cual el productor normalmente detecta el problema y lo primero que atina es en ver si tenemos el insecto vector sobre la planta.

Muestreos y relevamientos buscando al vector en esos estados fenológicos son inútiles ya que los mismos visitan al maíz principalmente en los estados fenológicos juveniles desde coleoptile (primera hoja) hasta 6 - 8 hoja. Por eso, hay que revisar los lotes temprano en la estación y fijarse bien si el insecto esta adherido sobre las hojas jóvenes, alimentándose de las mismas.

Condiciones predisponentes

El clima y el manejo de los cereales de invierno pueden ayudar a desencadenar una epidemia. Si en una determinada zona el invierno se presenta seco, los verdeos generalmente van a madurar en forma anticipada liberando todas las poblaciones de insectos que van a empezar a moverse buscando alimentarse en los cultivos que tengan disponibles en la zona. Si dentro de estos cultivos esta el maíz, será esta la fuente de alimentación que disponen y transmitirán el virus al mismo. Por lo tanto, es muy importante observar las condiciones climáticas para decidir las opciones del manejo en base a los verdeos de invierno, prestando atención a cómo se desarrollan las poblaciones de insectos vectores.

Lenardón vuelve sobre el concepto de que además del medio ambiente, el hombre puede influenciar de manera indirecta para desencadenar una epidemia. Cuando se decide qué semilla va a utilizar para la próxima siembra, el productor o el técnico están tomando una decisión importante (híbridos susceptibles o tolerantes) y si la misma es equivocada, puede llegar a tener consecuencias impensables para el cultivo en lo que a la enfermedad se refiere.

Algunos factores abióticos pueden predisponer el cultivo a una epidemia, dentro de estos se mencionan; sequías, heladas tempranas, fertilizantes en dosis no adecuadas, vientos rasantes, planchado de suelos y fitotoxicidad por algunos herbicidas. Cualquiera de estos factores, sólo ó en combinación pueden contribuir a alargar el estadío crítico, que se extiende desde la emergencia de la plántula (coleoptile) hasta la octava hoja. Por lo tanto, se expande el período más sensible a las infecciones por los insectos trasmisores y consecuentemente se arriesga a exponer al cultivo a más carga viral. De allí, la importancia de analizar global e integralmente todos los factores que inciden sobre la epidemia y tener en cuenta todos los aspectos que están en juego en ese sistema para tomar una decisión apropiada.

Campaña 2006/2007

De acuerdo a estimaciones de la Secretaría de Agricultura de la provincia de Córdoba, en la campaña pasada se perdieron 70 millones de dólares (215 millones de pesos) solamente en el sur de Córdoba. Hacía muchos años que no se observaban lotes con un 100% de plantas afectadas. Esta epidemia se desencadenó por la interacción de tres factores: estrés hídrico, fertilidad de los lotes y herbicidas que en los estados juveniles de los cultivos (emergencia - 6/8 hoja) ocasionaron un importante estrés predisponiendo a las plántulas a recibir una mayor infección viral.

En gran parte del año 2006 (Enero - Octubre/Noviembre) se registraron temperaturas y de precipitaciones similares a las de los años de epidemias intensas.

La amplia zona del Sur de Córdoba que se utiliza para la siembra de maíz se encuentra sometida a una erosión eólica catalogada de severa, grave a muy grave de acuerdo con un trabajo del INTA Anguil y de la Facultad de Agronomía (La Pampa). Los suelos de esta región se caracterizan por ser derivados de sedimentos arenosos (textura franco-arenosa), con baja estabilidad estructural, escasa materia orgánica y de relativamente baja fertilidad. Esta zona se superpone totalmente con la zona endémica de la virosis que además abarca el Oeste de la provincia de Buenos Aires, Norte de la Pampa y Este de San Luis con características de los suelos muy semejantes.

En la campaña 2006/2007, la mayoría de los lotes severamente afectados por el Mal de Río Cuarto (grados de severidad 2 y 3) fueron sembrados con maíces IT tolerantes a las imidazolinonas (imazapic, imazapir, imazetapir, imazaquín). Las especificaciones técnicas de estos productos describen contraindicaciones para la utilización de estos productos en lotes con baja fertilidad, en siembras tardías y en lotes bajo déficit hídrico (sequía) y/o sometidos a bajas temperaturas ya que inducen estrés a los cultivos de maíz. Este estrés altera el normal desarrollo de las plántulas de maíz potenciando los efectos de la virosis incrementando su incidencia y severidad.

En base a los resultados de la campaña pasada se hace necesario repensar la utilización de maíces resistentes a las imidazolinonas en la zona endémica de la enfermedad, sentenció el especialista.

Manejo

Durante toda su disertación, se hizo especial alusión a la necesidad de un trabajo interdisciplinario para arribar a un conocimiento cabal de esta enfermedad emblemática del cultivo del maíz. Es que la dinámica del problema requiere de la intervención de biólogos, biotecnólogos, fitopatólogos, virólogos, taxónomos, entomólogos, mejoradores, epidemiólogos etc, ya que es imposible abordar la enfermedad en forma individual. Sólo de manera integrada se puede aspirar a una solución sustentable de manejo. Asimismo se debe tener presente la idea de aportar un paquete tecnológico con varias alternativas para prevenir esta virosis ya que el productor tiene el problema y está esperando del profesional que lo asiste una respuesta adecuada.

El Mal de Río Cuarto es una enfermedad monocíclica. Significa que una vez que el virus entró en el lote a través del insecto vector e infectó plantas de maíz a partir de estas no puede volver a repetirse otro ciclo de enfermedad. Así, las chicharritas llegan y transmiten la virosis al cultivo de maíz. Que esta virosis sea monocíclica, es importante porque la intensidad de la enfermedad está dada por la cantidad de inóculo inicial, determinado fundamentalmente por la población de las chicharritas trasmisoras de la virosis con que va a arrancar la estación. Se ha implementado en la Universidad Nacional de Río Cuarto un pronóstico, donde es posible predecir en base a características climáticas de temperatura y precipitación de los meses previos a la siembra de maíz, cuál será el rango de infección para la zona endémica. En los años 1990/93/95/96 y 1997, el pronóstico de pre-siembra indicaba que la epidemia iba a exceder el 20 por ciento de ataque severo y generalmente es esos años se excedió con creces. Mientras que los años 1998/99, 2000 y 2001, fueron de características moderados, con ataques leves de la virosis.

Con ese pronóstico sólo en la zona endémica, a partir del 1º de setiembre se informa como va a ser el año, si moderado o severo. En el primer caso, se recomienda sembrar en septiembre, octubre y noviembre sin mayores inconvenientes, pero si el año va a ser severo, se deben tomar otras precauciones ya que no se puede sembrar sin adoptar algunas de las estrategias de manejo preventivas que se disponen en la actualidad.

Épocas de siembra

La primera estrategia consiste en anticipar la fecha de siembra con el objetivo de escapar al pico poblacional de los insectos vectores. Esta fue la primera medida que se elaboró y es una de las que más se utiliza en el presente. Esta medida se asocia muy bien con los planteos de siembra directa, porque una de ventaja de esta tecnología (además de la conservación del suelo) es el almacenamiento del agua, indispensable para adelantar la siembra sin tener estrés hídrico que puede potenciar la enfermedad.

Híbridos tolerantes/resistentes

La utilización de híbridos tolerantes/resistentes a una virosis es la táctica más eficiente y ambientalmente más aconsejada para el control de estas enfermedades ya que se reduce la incidencia y severidad significativamente sin necesidad de otras medidas.

Selecciones intensivas en líneas endocriadas de maíz, han permitido identificar diversas fuentes de tolerancia/resistencia y obtener híbridos comerciales con buen comportamiento a la enfermedad.

Si bien, evaluaciones realizadas en la última década señalan una evolución positiva de los materiales comerciales frente a la virosis, en ensayos realizados en el área endémica en campañas de pronóstico severo, se ha comprobado que algunos híbridos catalogados como "tolerantes/resistentes", tuvieron valores elevados de Mal de Río Cuarto (MRC) con marcada disminución en la producción. Estos resultados demuestran que la tolerancia/resistencia puede ser modificada o "quebrada" si la presión de inóculo es elevada.

En el mercado, existen actualmente varios híbridos con excelente comportamiento (tolerancia) al virus, sin embargo, en el cinturón maicero tradicional se siembran extensivamente algunos híbridos de alta productividad pero muy suceptibles a la virosis, que implican un factor de riesgo potencial ante posibles epidemias.

Por otro lado, las semillas de híbridos de maíz utilizados para copos, choclos, pisingallos introducidas directamente del exterior sin conocimiento previo de su comportamiento frente a esta virosis en particular y a otras enfermedades en general deberían tener una evaluación sanitaria antes de su distribución a los productores para evitar efectos indeseables de las mismas. En casos, que los únicos materiales disponibles en el mercado para alguno de estos fines, sean muy susceptibles al MRC, deberían emplearse solamente en regiones y fechas de siembra con bajo potencial inóculo.

Debido a las constantes introducciones de nuevos híbridos que anualmente se incorporan en el mercado sería importante implementar la evaluación permanente de estos materiales en condiciones de alta presión de inóculo por parte de instituciones oficiales a los efectos de poder catalogar objetivamente el comportamiento de los diferentes híbridos frente al MRC.

Insecticidas

Al ser el maíz un hospedante transitorio al que los insectos vectores concurren durante un corto período de alimentación y dado el escaso desarrollo vegetativo en que el cultivo es altamente susceptible no se aconsejan pulverizaciones foliares continuas de ningún tipo ya que, con los productos tradicionales utilizados, no se han obtenido resultados satisfactorios. Además, pulverizaciones de este tipo son económica y ambientalmente desaconsejables.

Los tratamientos con insecticidas sistémicos a la semilla (de cobertura) para proteger a las plántulas de maíz, de las infecciones por los insectos-vectores, durante las primeras etapas de crecimiento constituyen una herramienta adecuada cuando se pretende sembrar híbridos de alta productividad y sensibles a la enfermedad. Estos productos tienen la ventaja de ser de bajo impacto ambiental y escaso riesgo para el hombre, mientras disminuyen significativamente la incidencia y severidad del MRC e incrementan los rendimientos en híbridos susceptibles. Además, el método de aplicación del insecticida a las semillas y la dosis de productos utilizados, hacen que esta técnica sea razonable y factible de emplear.

Por último, existen enemigos naturales para la chicharrita y se han determinado varias familias de micro-himenópteros que poseen especies de insectos que parasitan naturalmente a la chicharrita vectora de la virosis. La gran superficie de maíz que se siembra anualmente en el país y la gran variabilidad que presentan las poblaciones del insecto-vector hacen que prácticamente ninguno de estos micro-himenópteros tenga una acción significativa en disminuir las poblaciones. Por lo tanto, se sigue estudiando pero evidentemente aún no se perfila por ese lado una alternativa sustentable en el tiempo.

Teniendo en consideración que las medidas más aconsejables para reducir los efectos del Mal de Río Cuarto son "preventivas" deberían considerarse el uso de alguna/s de las estrategias abordadas anteriormente cuando se prevea sembrar maíz. La omisión de alguna de estas medidas puede conducir a la aparición de importantes ataques de la enfermedad, ya sea en la región endémica o en áreas con presencia esporádica del virus. 

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Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires