120 años de historia de maquinaria agrícola

Mié, 17/11/2010 - 09:30
Por FAUBA

El Museo Universitario de Maquinaria Agrícola de la Facultad de Agronomía atesora máquinas restauradas que datan de finales del siglo XIX y principios del XX.

Cuenta con alrededor de 70 máquinas agrícolas y herramientas restauradas que se remontan desde 1890 hasta 1960, y una biblioteca con más de 2500 publicaciones científicas y técnicas, 2500 manuales de asistencia técnica, 4.800 revistas de divulgación, 400 boletines de ensayos de tractores agrícolas y más de 500 archivos de circulación restringida. Forma parte, desde este año, de la Red de Museos de la Universidad de Buenos Aires, lo que lo convierte en el único en su especialidad, en el país, que depende de un organismo público. “Lo importante es que todo funciona, no para ser utilizado sino para ser mostrado a los alumnos en sus condiciones originales”, comienza el coordinador técnico del Museo de Maquinaria Agrícola de la FAUBA, Adrián Olivieri.

Entre coloridos fierros se destaca “la abuelita”: una niveladora de terrenos de tracción a sangre, de 1890. “Es una pieza casi única en el mundo”, destaca Olivieri quien se dedica desde hace seis años a restaurar artesanalmente cada una de estas piezas históricas que fueron durante mucho tiempo terreno olvidado y hoy forman parte del material didáctico de la Facultad. “Me comuniqué con otros museos de España y Estados Unidos, y estaban muy sorprendidos de que hubiera aparecido un ejemplar como éste”, agrega.

El 40 por ciento de la maquinaria -entre tractores, cosechadoras, sembradoras y otras- ya fue recuperada por este restaurador de oficio, fanático de los trenes y apasionado por las máquinas, que se inició como foguista en una empresa ferroviaria. Allí aprendió sobre carpintería, herrería y restauración, saberes que lo impulsaron hace casi una década a presentar un proyecto para la puesta en valor del material histórico con el que contaba la Facultad. Actualmente, Olivieri se dedica en forma exclusiva a la reparación y preservación de los ejemplares que descansan en el pabellón de Maquinaria Agrícola.

Una de las historias que más le gusta relatar a Olivieri es la de la sembradora de grano fino, a la que solían llamar “La Oliver”, “en referencia a una marca norteamericana que en la década del 30 era el caballito de batalla del campo argentino”. Investigando, el restaurador se topó con el verdadero origen de esta sembradora: “Leí acerca de una fábrica que se llamaba ‘Superior’, me involucré en la historia de vida de su dueño, un inmigrante escocés que vivía en Estados Unidos, y descubrí la verdadera marca de esta máquina que, en realidad, data de 1903”, se apasiona el coordinador del Museo que aprovecha cada evento institucional para exponer las reliquias que esconde esta casa de estudios. Así, “tocar, mover, manejar, para los alumnos, no es lo mismo que ver una lámina o un póster”, garantiza.

“La idea es crear la conciencia de que un museo es algo para siempre”, insiste Olivieri e invita a los docentes y no docentes de la Facultad a que “antes de tirar algo, nos tengan en cuenta. Un frasco, una máquina, una herramienta, por más que parezcan fierros viejos, luego de ser restaurados tienen otra cara. Es importante que pregunten antes de desechar algo porque acá –asegura Olivieri con conocimiento de causa- todo tiene mucha historia”. 

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Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires