Cerdos que huelen bien

Mié, 03/08/2011 - 09:10
Por FAUBA

Un grupo de investigadores de la FAUBA evalúa nuevas técnicas de castración en porcinos y apunta a mejorar la trazabilidad de la carne, para evitar inconvenientes en el consumo y mejorar el bienestar animal.

Aunque parezca curioso, una práctica tan habitual en la producción de animales, como la castración, puede traer aparejado una serie de inconvenientes muy molestos. En el caso de los cerdos, el método que se utilice no sólo repercute en su productividad, sino que, además, puede trasladarse a la mesa del consumidor con aromas desagradables, difíciles de aceptar.

“Si los cerdos machos no se castran, en la cocción desprenden un olor sexual típico, semejante a la orina y a la materia fecal, que es desagradable para el consumo”, advirtió Verónica Rocha, investigadora de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), en el Laboratorio de Análisis Sensorial y añadió que esta información hoy no está disponible en las etiquetas de los productos que se comercializan, con lo cual el consumidor puede ser sorprendido.

Rocha trabaja en la cátedra de de Porcinotécnia de la FAUBA, junto a los docentes e investigadores Lorenzo Basso, Alejandra Picallo, Ana María Pereyra, María Elena Cossu y Beatriz Coste. Desde allí apuntan a difundir las ventajas de la castración de los animales y a generar tecnologías más eficientes, para mejorar la productividad y el bienestar animal.

En 2008 los investigadores de la FAUBA comenzaron a evaluar la castración inmunológica de cerdos machos y a comparar, mediante análisis sensoriales, las semejanzas y diferencias de la carne cocida de los animales que fueron sometidos este tipo de castración, respecto de la quirúrgica. También corroboraron su nivel de aceptación por parte de los consumidores.

Los estudios involucraron todas las combinaciones posibles: machos castrados quirúrgicamente contra los castrados inmunológicamente, luego los quirúrgicos contra los enteros y después los castrados inmunológicamente contra los machos enteros.

“Los resultados demostraron que ambos métodos de castración son efectivos. Sin embargo, la inmunocastración posee la ventaja de evitar que el porcino se estrese y disminuya su productividad”, explicó Rocha.

La inmunocastración surge como una alternativa para castrar a los porcinos a través de la aplicación de dos dosis de la vacuna: la primera, para insensibilizar todo el sistema inmunológico y, la segunda, para generar anticuerpos en el animal. En la actualidad la vacuna se encuentra disponible en el mercado, y las principales empresas productoras de porcinos del país ya están haciendo uso de este nuevo método de castración.

“Es importante que la categoría de cada animal esté declarada en su etiqueta, porque de lo contrario no conocemos de dónde viene ni qué estamos comiendo”, aseguró la investigadora haciendo referencia a la incorporación necesaria de información sobre algunas de las características de la carne porcina Y animó a incorporar al consumo el concepto de bienestar animal: “Para los próximos años se prohibirá el uso de la castración quirúrgica en la Comunidad Europea, porque representa un trauma muy grande para el animal. En nuestro país aún no existe una reglamentación que lo prohíba”.

“Si nosotros, desde la Facultad de Agronomía, podemos adelantarnos y empezar a implementar esta tecnología, vamos a estar un paso más adelante”, aseguró.

Los resultados de la FAUBA fueron expuestos recientemente en el X Congreso Nacional de Producción Porcina, realizado en la ciudad de Mendoza. “Fue la primera vez que me presenté en un evento de este tipo, y la experiencia me sirvió para ser parte de todo lo que tiene que ver con esta nueva tecnología en el país, de la incorporación de esta nueva herramienta”, expresó Rocha, y agregó: “En Rosario, durante la presentación de la vacuna, nos dieron una mención en agradecimiento a la cátedra y al laboratorio de carnes por la ayuda que hemos brindado”.

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Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires