Becaria de la FAUBA ganó el premio EUDEBA
María Soledad Cámpora es alumna de la carrera de Agronomía, cuenta con una beca Sarmiento desde el 2006 y este año, a pesar de las dificultades que le acarrea vivir sola y trabajar full time, ganó el premio EUDEBA por su rendimiento académico.
Finalizada la escuela secundaria se decidió por la carrera de Diseño Gráfico, pero al tiempo advirtió que estaba en el lugar equivocado. Confundida, hizo un test de orientación vocacional que le indicó algunas alternativas entre las que optó por la Facultad de Agronomía. María Soledad Cámpora no es una alumna convencional. Tiene 30 años y cursa el tercer año de la carrera y a pesar de los obstáculos que le toca sortear día a día, sigue adelante.
Trabajaba medio tiempo en la Biblioteca de la FAUBA y había comenzado a cursar las primeras materias para recibirse de ingeniera agrónoma, cuando su vida cambió radicalmente por la pérdida del pilar de su familia. Sin perder la entereza que la caracteriza, y siempre con el apoyo del resto de los familiares y amigos, María Soledad, consiguió un trabajo full time para poder mantenerse sola, pagar el alquiler y continuar sus estudios. “Si bien a veces despotrico porque eso hace que no le pueda dedicar el tiempo que quiero y necesito a la carrera, es lo que me permite vivir; así que no me quejo”, se convence la alumna de promedio 7.
Algunos docentes ya veían esta capacidad de perseverancia en María Soledad, de hecho la Facultad la valora otorgándole desde 2006 la beca Sarmiento, y este año también EUDEBA la reconoció entregándole el premio al desempeño académico. Fue el 5 de noviembre pasado en el Centro Cultural Rojas que la Editorial junto a la Dirección General de Becas dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UBA llevó adelante la entrega de premios a becarios de ayuda económica de las distintas facultades de la UBA que se destacaron como estudiantes pese a afrontar dificultades socio-económicas.
El premio consistió en libros publicados por EUDEBA, previamente elegidos por cada becario según su interés, por el valor de la beca que perciben mensualmente, y una orden de compra para otro libro de la misma editorial. “Fue un incentivo muy grande –asegura sonriente-. Porque cuando uno tiene muchas autoexigencias le cuesta ver los logros que va construyendo, y que a uno lo reconozcan…”, dice mientras le brillan los ojos. “A veces uno tiene la idea de que en la Facultad, por ser tantos estudiantes, uno es un número y nada más; y la verdad es que ante un reconocimiento con nombre y apellido, uno se da cuenta que no es así. Hay gente que está mirándonos y eso está bueno”.
Actualmente, María Soledad trabaja nueve horas diarias en una certificadora de calidad, en el área de exportación de líquidos a granel del departamento Agrícola, y planifica especializarse en producción vitivinícola. “Me quiero ir al interior para seguir creciendo y devolver a la sociedad, en cierta forma, lo que la Facultad me dio. Pienso que es un ida y vuelta”.
