Los nuevos profesionales del agro

Mié, 12/10/2011 - 10:21
Por FAUBA

Estudiantes y graduados de la FAUBA cuentan sus visiones del agro y del mercado laboral*.

¿Cómo ven su futuro profesional los estudiantes de Agronomía que están en el último tramo de su carrera, haciendo su tesis o recién recibidos? ¿Cuáles son sus expectativas, sus motivaciones e intereses?, en un sector que tiene una gran responsabilidad por delante: Alimentar al mundo.

Para conocer algunas de estas respuestas, entrevistamos a un grupo de alumnos y graduados de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA). La industrialización de granos y carnes, la biotecnología, la agricultura a diferentes escalas y la investigación aplicada, desde los sectores público y privado, son algunos de los principales intereses en las nuevas generaciones.

Biotecnología animal

Adrian De Stefano cursa su cuarto año de Agronomía y hace muy poco descubrió su verdadera vocación, la biotecnología animal. Lo fascina trabajar con los microscopios a nivel celular y utilizar herramientas de laboratorio que antes sólo había visto en el cine, en películas de ciencia ficción. Su tema es la clonación y sobre eso planea encarar la tesis, mientras colabora en el Laboratorio de Biotecnología Animal de la FAUBA, con el equipo de Daniel Salamone, un pionero en la materia.

Cuando eligió estudiar Agronomía, quería hacer helicicultura (cría de caracoles) en Misiones, y para mantenerse trabajó de todo (desde telemarketer hasta músico, pasando por los tribunales, luego de haber cursado tres años de Derecho), pero ahora dijo: “Me quiero dedicar a esto”, y no duda.

Hace tres meses desarrolla un proyecto propio sobre maduración de ovocitos caninos in vitro, con técnicas que, en el futuro, le podrían permitir clonar animales con fines comerciales o, incluso, conservacionistas, para evitar la extinción de algunas especies. “Es lo que se viene. Va a pasar de ser algo novedoso, a tener uso común”, consideró.
“Todas las tecnologías que se desarrollan en este laboratorio van a ser aplicadas por agrónomos con animales de alto valor, por eso es importante el aporte de profesionales en esta área”, aseguró y aclaró que en su trabajo interactúa con veterinarios, biólogos y biotecnólogos. “Creo que hay oportunidades en la Argentina para desarrollarme”, finalizó.

Investigación aplicada, desde el sector público

Priscila Pinto sólo le resta terminar su tesis para recibirse y luego piensa hacer un doctorado. Pero mientras tanto hace méritos como investigadora: Es ayudante de la cátedra de Ecología de la FAUBA y, durante el último año de su carrera, realizó una pasantía en el Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección del IFEVA (instituto que comparten la FAUBA y el CONICET).

Allí aprendió a usar herramientas informáticas que hoy utiliza en sus estudios, que consisten en caracterizar en forma espacialmente explícita la ubicación, la duración, el momento del año y la capacidad de almacenar agua de los periodos de barbechos en la Región Pampeana. Los resultados van a ser útiles para identificar zonas en las cuales se pueden incorporar cultivos de cobertura en las rotaciones agrícolas.

A su entender, “existe un mercado laboral muy amplio para los agrónomos. Hay oportunidades para los que quieren dedicarse a la investigación, para asesores e incluso en lo comercial”. En particular, ella se siente atraída por la docencia y la investigación aplicada, y planea desarrollarse en el sector público, para que el conocimiento que genere esté disponible para toda la sociedad.

Pinto advierte que cambió la manera de producir en el campo: “Hoy se cuenta con mucho conocimiento y tecnologías y, a su vez, se valora más la opinión de profesionales en la toma de decisiones. Sin embargo, una gran debilidad es que en la búsqueda de los mayores beneficios económicos muchas veces se menosprecian cuestiones ecológicas”.

Agregar valor a la producción

Los viajes al exterior son enriquecedores para la formación profesional. Francisco Pereyra realizó el último tramo de su carrera en Francia, donde se especializó en la cadena de la carne, cuando en la Argentina aún estaba muy latente el conflicto entre el campo y el Gobierno, y muchos nuevos agrónomos temían por su futuro laboral.

De regreso al país, trabajó en el seguimiento de cultivos y del ganado en una empresa familiar y, mientras desarrollaba su tesis (sobre nuevos sistemas de producción de carne en zonas mixtas del oeste bonaerense), ingresó al sector privado, desarrollando productos y tecnologías para una compañía de semillas y agroquímicos.

Hoy sigue trabajando allí y, tras recibirse en 2010, le interesa especializase en biotecnología, pues considera que “está evolucionando mucho y va a ser una materia solicitada en el futuro, ante la creciente demanda mundial de alimentos”. Además, quiere ampliar su experiencia a campo y, a futuro, desarrollar su vocación docente en el sector público.

“De mi estadía en Francia, valoro la experiencia de vida, el aprendizaje del idioma, el estudio y haber conocido a profesionales de otros países, con quienes sigo en contacto. Allá, la formación de los ingenieros está muy dirigida a la industrialización de las materias primas. Es algo que, sin duda, tenemos que trabajar mucho acá, para darle valor a nuestra producción”, concluyó.

Agricultura familiar

Ezequiel Chao Farroni terminó de cursar Agronomía este año y planea especializarse en agricultura familiar y agroecología. Con esa finalidad visitó recientemente la provincia de Misiones, junto a compañeros de estudio y docentes de la FAUBA, y hoy está abocado al desarrollo de su tesis que se centra en el cultivo de maíz, en los sistemas productivos del NEA.

“Me interesa la investigación con fines prácticos, que faciliten la producción y su posterior comercialización”, dice y se muestra entusiasmado porque recientemente tuvo una propuesta para realizar una maestría en Francia sobre agroecología. “Es una temática que me interesa muchísimo, porque cambia el paradigma de producción y hace que pueda producirse de una manera más sustentable en todos los sentidos (salud, recursos de producción, familias campesinas, etc)”.

Hoy participa en varios proyectos de extensión de la FAUBA, pero ad honorem. Y espera lograr un trabajo rentado para desarrollar su profesión: “Las expectativas son muchas, realmente me gusta lo que estudie y quiero ejercer”, asegura.

Su pasión es la agricultura familiar, pues considera que hay mucho por hacer en esta área: “La situación no es tan favorable, hay mucha pobreza, pero lo importante es que se están organizando para producir más, a menor costo y con posibilidades de venta. También en este sector hay mucho por investigar y por poner en práctica”.

Gestión de agroalimentos

Germán Tortorella está cursando las últimas materias de la carrera la Licenciatura en Gestión de Agroalimentos, que se dicta conjuntamente entre las Facultades de Agronomía y de Ciencias Veterinarias de la UBA. “Una vez que me reciba, tengo grandes expectativas, porque la carrera da una formación amplia y novedosa. Pero tiene el inconveniente de ser poco conocida por parte de las empresas”, subrayó.

Una de sus metas es continuar con sus estudios fuera del país y realizar una especialización en el área de alimentos, pues considera que enriquecerá su formación actual. Aún no tiene decidido su destino, aunque se inclina por Australia, Nueva Zelanda e Italia, y adelanta que en este último país existe la posibilidad de realizar una pasantía en una agroindustria. Si todo sale bien, incluso podría cambiar sus intenciones de avanzar en el estudio de la calidad e inocuidad de los alimentos, para concentrarse en el área comercial.

“Si bien la situación actual del campo no la veo mal, el cambiante contexto político y económico del país no es favorable al sector. En mi opinión tenemos una alta proporción de commodities y pocos productos para mercados nichos de alto valor agregado. También hay integraciones incipientes de cadenas con productos diferenciados. Pero contamos con fortalezas, como las ventajas comparativas naturales (una limitante a nivel mundial), y recursos humanos altamente calificados”, finalizó.

  • * Este artículo fue publicado en la revista Genoma, en su edición N° 67, de septiembre de 2011.

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Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires