"La clonación es repetir algo que es bueno, pero sin mejoramiento"

Vie, 15/08/2008 - 13:22
Por FAUBA

En el marco de la Exposición Rural 2008 se llevó a cabo la Jornada de Actualización en Genética Bovina. El cuestionamiento acerca de cuál es la implicancia de la clonación como técnica de mejoramiento fue respondido por el Doctor Rodolfo Cantet.  Docente e investigador de la FAUBA, Cantet fue crítico con ese sistema de reproducción. En esta entrevista, además, habla de los avances y la eficacia de los programas de mejoramiento genético animal, las estadísticas alarmantes respecto de un estancamiento de la tasa de fertilidad vacuna y hasta de un posible futuro desabastecimiento de carne.

Aumentar la producción usando la genética

El mejoramiento genético animal es una especialidad que en la Argentina se aplica en hacienda de carne y de leche, en cerdos, en ovejas –lo hace el INTA de Bariloche-, algo en cabras y mucho menos en conejos. Rodolfo Cantet, ingeniero agrónomo de la Facultad de Agronomía de la UBA, dedicó su vida a mejorar genéticamente a los bovinos de carne. Desde que egresó hace 30 años de la FAUBA, no dejó de especializarse e incluso aplicar sus conocimientos como docente en esta casa de estudios. Tiene un Master y un Doctorado en Mejoramiento Animal y Genética y otro Master en Genética Estadística, todos realizados en Estados Unidos, y, por último, un Posdoctorado en Canadá. Estuvo a cargo del programa de posgrado en Biometría y Mejoramiento de la Escuela para Graduados “Alberto Soriano” y es jefe de la cátedra de Mejoramiento Genético Animal desde hace poco más de diez años. También es miembro de carrera del CONICET y desde el 2000 se entrega intensamente a las evaluaciones genéticas de las razas Brangus y Braford.

Esta disciplina persigue el objetivo de aumentar la producción utilizando la genética cuantitativa y la estadística como herramientas. Una de las tareas más importantes que abarca es la predicción del mérito genético que es “la capacidad genética del animal para crecer o tener más área de ojo de bife o para dar más leche y, en el caso de un caballo, para saltar más alto o correr más rápido”, comienza Cantet en su oficina del Departamento de Producción Animal, señalando algunas estadísticas plasmadas en el monitor de su PC. “El mejoramiento tiene dos armas –continúa-: una es elegir los animales y otra es decidir qué machos se van a aparear con qué hembras”. En ciertas cabañas -empresas ganaderas dedicadas a la producción de reproductores- la selección se realiza con criterios objetivos a partir de una combinación de caracteres como el peso al nacer o al destete de los terneros, el tamaño del área del ojo de bife –se mide en los reproductores por monitoreo con un ecógrafo-, entre otros. Con toda esta información y, a través de grandes sistemas de ecuaciones lineales, el equipo de trabajo del ingeniero predice el mérito genético de cada animal para cada característica evaluada.

Desde hace ocho años distintas cabañas –actualmente son cien- envían sus datos para que sean procesados en la FAUBA y la cantidad de animales evaluados viene aumentando a un ritmo de entre 20 y 25 mil por año, en relación con los cinco mil que se estimaban entre los años 2000 y 2002. Se trata de la única evaluación en el mundo en bovinos de carne que es estrictamente internacional, porque adhieren tanto establecimientos del país como de Colombia, Uruguay, Bolivia y Paraguay. La información luego es publicada a través de un catálogo impreso y de los medios digitales de las asociaciones de criadores y empresas con las que la institución tiene convenio: Asociación Argentina de Brangus y Asociación Braford Argentina, y la empresa Estancias y Cabaña las Lilas. “Esta técnica permite tomar decisiones de compra de semen o de selección. Por ejemplo: permite conocer qué toro podría usar un productor en Mercedes, Corrientes, para mejorar el beneficio económico de su explotación. O, si vendés terneros al destete, cómo conseguir que un toro produzca más peso”, explica el ingeniero y destaca que estas razas que el equipo analiza han cobrado mayor relevancia en los últimos años respecto de las tradicionales en Pampa Húmeda -Angus y Hereford-. Esto lo atribuye a un movimiento intenso de la ganadería hacia zonas más marginales como Corrientes, Chaco y Formosa. “Entonces, la oferta de terneros y novillos del norte se va tornando cada vez mayor en relación con la de Pampa Húmeda. Si bien es otro tipo de hacienda, pero de calidad en el caso de aquella con genes Brangus o Braford, nuestro objetivo es que aumente la cantidad sin que disminuya la calidad de la carne, y esto se puede lograr con la selección”.

“¿Cuál es el beneficio económico que al país le reporta la evaluación genética de la raza Brangus?”, se pregunta el doctor Cantet, quien ya sabe la respuesta debido al resultado de un análisis realizado para la primera reunión del Foro de Genética Bovina en 2005 llevado a cabo en Mar del Plata. Considerando que los criadores que realizan remates auspiciados por la Asociación Argentina de Brangus venden unos tres mil toros por año y unas ocho mil hembras, se calculó el mérito genético económico de esos animales y se midió cómo ese beneficio se trasladaba a la población. Para ello también se sacaron cuentas acerca de los costos de la evaluación genética. “Llegamos al resultado de que por año en la Argentina se generan nueve millones de dólares adicionales por el uso de toros y vacas evaluados en el programa de genética de la asociación, llamado ERBra. Lo más importante es que por cada peso invertido en evaluación genética, el país recibió 18 pesos: un retorno a la inversión de 18 a 1. Y esa es la naturaleza de la ganancia en mejoramiento genético por selección: es altamente eficiente en rendimiento económico a largo plazo”.

Críticas al uso de la clonación como herramienta de mejoramiento genético 

Fue el lunes 28 de julio que se llevó a cabo la Jornada de Actualización en Genética Bovina en el marco de la Exposición Rural 2008. Y si de genética se trata, Rodolfo Cantet no podía dejar de estar presente. Sin embargo, esta vez el doctor fue invitado para hablar de la clonación como herramienta de mejoramiento genético. El encuentro organizado por el Foro Argentino de Genética Bovina atravesó temas como la venta de genética vacuna en Argentina, consideraciones generales sobre clonación, la implicancia de la clonación como técnica de mejoramiento –con Cantet como disertante- y la incorporación por parte de la Sociedad Rural Argentina de esa información en los registros genealógicos.

“Fui algo crítico con la clonación como técnica de mejoramiento –sostiene el investigador- porque el negocio de elegir animales funciona en la medida en que se tiene variabilidad: si todos los individuos son iguales no hay qué elegir. Al clonar todos los productos son genéticamente iguales al individuo originalmente clonado y no hay recombinación del material genético. Entonces, clonar es repetir algo que posiblemente sea bueno, el animal es evaluado con más exactitud pero, globalmente, el progreso genético por selección aumenta marginalmente dado la pérdida de variabilidad y el aumento del intervalo entre generaciones al mantener el mismo genotipo más tiempo en el rodeo”. Declaraciones de esta índole no causaron la misma satisfacción en todos los panelistas, sin embargo, Cantet asegura no callarse nunca a la hora de tener que expresar sus convicciones: “No es que no funcione la clonación como técnica de mejoramiento: produce cierto cambio en el progreso genético por selección, pero hasta cierto nivel óptimo que es relativamente bajo: 3 a 4 clones por individuo selecto. Por otro lado, estamos hablando de un costo de 10 mil a 20 mil dólares por clon: esos valores limitan la aplicación de la tecnología”.

Dejando en claro que esta no es, precisamente, una técnica que esté al alcance de todos los productores, el ingeniero mientras insiste con estadísticas volcadas en su computadora asegura: “La inseminación artificial y la transferencia embrionaria tienen mucho más impacto para el sistema de producción. Hoy, hay toros con un millón de hijos y eso es por la inseminación”. Dentro de la misma línea de pensamiento, define a estas técnicas reproductivas como herramientas al servicio del mejoramiento. El razonamiento es sencillo: la respuesta a la selección en el corto plazo es mayor si se elige un animal entre un millón, que entre cien. Pero para lograr esa intensidad se necesita una mayor fertilidad.

Estadísticas preocupantes para los consumidores de carne 

La Argentina desde hace cuarenta años produce la misma cantidad de carne y este es un tema que preocupa al doctor Cantet, a quien le sorprende que semejante problemática no se haya instalado en la agenda de los medios ni siquiera en plena crisis del campo. “El impacto de la tasa reproductiva en el rodeo nacional es importante: hace cuatro décadas que la Argentina presenta una fertilidad que es del orden del 60-65 por ciento”, se indigna. Esta tasa se mide contando el número de terneros cada cien vacas; lo ideal sería que cada vaca produzca un ternero por año, sin embargo la realidad indica que de cien hembras, sólo entre 60 y 65 producen en promedio una cría anualmente.

“Si bien existen varios factores que perpetúan el problema, el resultado final es el mismo: con esa cantidad de terneros generados anualmente, el tonelaje de carne producida no crece y surge un conflicto, dado que el argentino no quiere restringir su consumo y la demanda externa aumenta. Hace tres años que el precio de la carne al productor es el mismo, y la inflación avanza y aumentan los costos de producción. Esta situación genera desaliento en el criador, quien cada vez más vende vaquillonas - la hembra joven - para faena. Y eso es serio, porque nos estamos comiendo a las futuras reproductoras, lo que quiere decir que en uno, dos o tres años van a faltar terneros. Y cuando falte hacienda ¿Qué va a pasar con el precio de la carne? – se pregunta y sentencia- esto anticipa una crisis a futuro”.

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Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires