Resolver el eterno dilema de cómo compatibilizar el consumo interno y la exportación, especialmente de los cortes bovinos, debería resolverse con un diferenciación de precios entre las distintas carnes, especialmente la vacuna que debería valer bastante más que la porcina y la aviar. En la Argentina, si bien la carne roja vale más, la diferencia con la porcina parece no ser la adecuada si se la compara con lo que pasa en el resto del mundo.

A esta conclusión llego el Ing. Agr. Javier Preciado Patiño, director periodístico del Semanario Infocampo, quien en su presentación en el Seminario, trazó un panorama acerca de cómo fue evolucionando el consumo de la carne tanto en el mercado interno como en las exportaciones, un tema que, según consideró, es el dilema que más cuesta resolver en la Argentina.

El especialista tomó como lapso los últimos 51 años, a partir de la fecha de su nacimiento. Ya en ese entonces, en pleno gobierno de Arturo Illia, el matutino Clarín informaba en su portada que se sugería cerrar las exportaciones, algo muy parecido a lo que ocurrió en 2006, comentó Preciado Patiño. También se refirió al fuerte valor cultural de la carne en la mesa de los argentinos: “lo consideramos un derecho adquirido; comía carne de vaca todos los días cuando era chico y ahora casi todos los días también, aunque con otras variantes”, precisó. Además, se refirió a la apuesta económica del productor de carne vacuna: “el que produce prefiere exportar porque le rinde más”. Patiño sostuvo que hasta ahora no se ha podido aún resolver la ecuación mercado exterior e interno.

Respecto del consumo de las distintas carnes, detalló que el pollo creció de de un millón de toneladas en 2001 a dos millones en 2013, y que el cerdo duplicó también su consumo, lo que permitió diversificar su producción, sobre todo en lo que se refiere a carne fresca. Y sobre la cuestión de los precios, Preciado Patiño entiende que el problema reside en cuánto se paga en la Argentina por la carne. Para ello realizó a través de sus amigos en Facebook el ejercicio de comparar qué es lo que pasa en otros países.

Consultó sobre tres tipos de carne distintos (vaca en rost beef, cerdo y pollo, en pata muslo) y así descubrió que en Michigan, Estados Unidos, la carne de vaca cuesta casi cuatro veces más que el pollo y el cerdo; en Madrid, España, el doble y en Tel Aviv, Israel, donde su amigo comparó entrecot y pollo, la carne de vaca superaba a la de pollo en casi un 120%. En nuestro país, los resultados mostraron que los tres tipos de carnes están en un precio similar entre sí. Teniendo en cuenta esta situación, en la que la carne de vaca marca una diferencia de precio en otros países pero en nuestro país no, en medio de un mercado dinámico, “daría la impresión que lo que está parado es el precio de la carne bovina”, concluyó Preciado Patiño.

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