En un panel integrado por técnicos del IPCVA y auspiciado por esta entidad se explicó como los países asiáticos, especialmente China, Vietnam y Hong Kong han mejorado y diversificado la compra de proteína animal. También citaron qué evolución tendrán los principales productores y exportadores mundiales de carnes para atender esa demanda.

El primer panel temático del Seminario Mercosur y Asia en 2030: el desafío de lidear la oferta de carnes a nivel global, abordó el contexto mundial y las posibilidades que los países de la región tienen para colocar cortes bovinos en los países asiáticos, así como particularidades de la producción argentina actual, aún con pocas posibilidades de competir fuertemente por esa demanda, ante las políticas restrictivas vigentes para exportar.

Integraron el panel de Carne Bovina el Lic. Miguel Jairala, analista económico y responsable del Área de Información Estadística y Económica, y coordinador del Observatorio Económico del IPCVA, y delegado del instituto en la Oficina Permanente Internacional de la Carne (OPIC); el MV Jorge Torelli, director del IPCVA y FBO -food business officer- de Industrias Frigoríficas Mattievich, y el Ing. Agr. Dardo Chiesa, director y ex presidente del IPCVA, asesor privado y productor en Macachín, La Pampa. La coordinación estuvo a cargo del Ing. Agr. Juan José Grigera Naón, profesor de la Cátedra de Bovinos de Carne y ex vicedecano de la FAUBA.

 Miguel Jairala dijo que, según proyecciones de FAO, la producción mundial de carne bovina crecerá significativamente en los próximos diez años y destacó cómo evolucionará en cada país. Indicó que, en la Argentina, se producirá un crecimiento, pero no lo suficiente; que Brasil estará lejos de alcanzar el techo y que tanto Estados Unidos como Canadá mostrarán un estancamiento, al igual que Europa, cuya producción se ajustará marcadamente a su consumo interno.

En las proyecciones, mostró que Estados Unidos necesitará importar carne de manufactura y que China aumentará su producción, pero no a los mejores niveles. También crecerá India, que tiene el stock bovino más grande del mundo pero muy poco aprovechado por sus restricciones religiosas al respecto.

“La oportunidad es Asia”, enfatizó ya que se espera que duplique las importaciones. Indonesia, es un interesante mercado de 300 millones de habitantes que consumen carne ovina y bovina, ya que por ser musulmanes no consumen cerdo. Contó además que en China, se produjo un significativo aumento del precio de la carne bovina. “Para impedirlo, desreguló las importaciones de carne y así mantener estables los precios”.

Sobre la Argentina sostuvo que tiene dificultades para exportar por no contar con novillos pesados, a raíz de las restricciones existentes hace años para las ventas externas de carnes. Como dato positivo destacó que en el país se está recuperando el stock de cría.

Por su parte, Jorge Torelli, aseguró que “el mundo está cambiando y China también”. Indicó que el país asiático “se está abriendo al mundo porque necesita alimentos ya que están incorporando habitantes con mayor poder adquisitivo que se urbanizaron”. Agregó que hoy Asia tiene un nivel demográfico de 109 habitantes por kilómetro cuadrado y América solo 28,2. “Tenemos la materia prima que el mundo necesita”, destacó y agregó que, según proyecciones de FAO, en la zona de Asia del Pacífico, de 2014 al 2021, habrá un 56% incremento de la demanda de alimentos.

Torelli puso especial énfasis en destacar los cortes de carne que suele consumir China: garrón y brazuelo (en la Argentina utilizadas para el puchero y cocciones largas), tortuguita y cuello. Aunque este año sumaron otros cortes, como el bife ancho, marucha, bola de lomo, bife angosto, nalga carnaza y peceto.

Destacó que en China no gustan los cortes gordos y contó que allí se puede pagar hasta US$ 5.000 por tonelada de marucha (tapa del bife ancho), un corte que ellos consideran similar al del lomo y que en nuestro país es muy consumido en algunas provincias a la parrilla, como si fuera tapa de asado, por su menor valor.

Sin embargo, sostuvo que todavía hay cosas por resolver en el comercio a esas zonas de Oriente como por ejemplo el tema del flete ya que un buque demora entre 60 y 120 días y que eso puede perjudicar el envío de carnes. Se está evaluando la posibilidad de utilizar los puertos chilenos como alternativa para no usar, como en algunos casos, el canal de Panamá. Contó que en China también hubo algunos cambios en comercialización y logística ya que antes Shangai era el principal puerto y ahora se está llegando a los puertos del Norte de China, e incluso hay consultas de provincias alejadas del litoral marítimo.

Dardo Chiesa, habló de los condicionantes a la producción cárnica bovina mundial y cómo eso puede beneficiar a nuestras ventas al exterior. Consideró que el efecto invernadero es usado por algunos ecologistas para denostar la producción vacuna. “El 30 % de las emisiones que generan el efecto invernadero provienen del ganado bovino, para los países adheridos al trato de Kioto. Comer carne es parte contaminante, dicen algunos. y tenemos que luchar contra esa campaña que difama nuestras producciones”.

La disponibilidad de agua es otro de los aspectos que influyen en la producción y un recurso que la región tiene, destacando que todos los países del Mercosur suman 300 millones de bovinos. “Son muy pocos los lugares del mundo para producir carne”, enfatizó. Y como dato de las dificultades que para producirla tienen en otra zonas del planeta, mencionó los inviernos rigurosos que, en otros sitios, como Rusia, obligan a los ganaderos a calefaccionar los establos con el consabido mayor costo de producción.

Sobre la situación ganadera de carne nacional recordó que “Argentina perdió 12 millones de cabeza en los últimos años, desde 2005”. Sostuvo que que estamos en una ecuación de escasez ya que faltan novillos gordos. Y que el país debe mejorar en indicadores productivos, como el de preñez que actualmente es de 70% y que las grandes brechas de productividad que hay, sobre todos en provincias como Chaco y Formosa, donde llegan al 400%, sólo logra dañar a los productores chicos hasta condenarlos.

También Chiesa se manifestó respecto de la histórica y nunca resuelta disyuntiva entre proveer al mercado interno o exportar como destino de las carnes bovinas argentinas. Según su visión, la Argentina se subió varias veces a la “ola” de mejorar la ganadería pero nunca logro superar la “rompiente”, utilizando esta metáfora en el sentido que nunca se animó o pudo abordar ambos mercados. Por eso, casi como una expresión de deseos y una propuesta exclamó “rompamos la rompiente y vayamos a nadar”, refiriéndose a los mares que las carnes argentinas podrían recorrer si finalmente se aplicara una política que abastezca al mercado interno pero que también permita aprovechar la excelentes oportunidades que se abren a la exportación. Chiesa finalizó argumentando que la industria de la producción de carne bovina fue atacada y destruida. “Tenemos animales, la industria y la oportunidad; hemos hecho inteligencia de mercado pero nos faltan reglas claras para exportar. Necesitamos una política de Estado ganadera general”.

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