Historia de la clonación
La primera clonación en el mundo animal fue realizada en 1952, a partir del óvulo de una rana, por científicos de la Universidad de Pennsylvania, quienes después del éxito logrado continuaron haciendo clonación con ratones.
 

En 1991 en Taiwan el Dr. Wu Ming-Che del Instituto de Investigación de Ganado clonó 5 cerdos de una especie en extinción, aunque sólo con 90% de similitud.

 

También en el ahora famoso Instituto de Roslin nace también vía clonación a partir de una célula proveniente de una oveja adulta Dolly, hecho que se hace público a fines de febrero de 1997 cuando la oveja ya tenía varios meses de nacida y después de que Wilmut; de dicho Instituto, había patentado el método de la reproducción.

 

Lo extraordinario en el descubrimiento de Wilmut ha sido haber logrado que Dolly naciera no de una célula embrionaria, sino de una célula altamente especializada. Dolly fue reproducida a través del núcleo de una célula que había sido tomada por Wilmut de la ubre de una oveja.

 

Antes de Wilmut los científicos pensaban que no era de ninguna manera posible lograr la reproducción a partir de una célula especializada, como puede ser una célula del hígado, de la piel o del riñón, sino únicamente a partir de células embrionarias (generadas a partir de óvulos o espermatozoides).

Por este motivo es que, como decíamos antes, es factible, después del descubrimiento de Wilmut, producir un ser vivo casi idéntico al original a partir de cualquier célula del cuerpo de un ser fallecido. Incluso aunque esta persona hubiera fallecido hace mucho tiempo, siempre que la célula se mantuviera en condiciones adecuadas de congelación, sirve. Precisamente el núcleo que sirvió para la clonación de Dolly estuvo congelado en nitrógeno líquido, antes de que fuera introducido en un óvulo enucleizado.

 

En el Instituto Roslin, en Escocia, en 1998 se logró la clonación de las ovejas "Megan y Moran" idénticas genéticamente y además transgénicas. En el mismo año, en la Universidad de Massachussets, el argentino José Cibelli produce los primeros terneros clonados y transgénicos, pues provenían del mismo tejido embrionario.



En consecuencia, lo extraordinario de este descubrimiento permite poder reproducir copias genéticamente idénticas de cualquier ser vivo, sea estéril o no, ya que para la reproducción, como se ha visto en este caso, se necesita de células somáticas.



Después del nacimiento de Dolly se informó del nacimiento de un mono en Estados Unidos también por el procedimiento de la clonación.

En Enero del 2000 el Doctor Schatten y su equipo obtuvieron en el Centro de Investigación de Primates de Oregón (EEUU) el primer mono clónico. Se obtuvo mediante manipulación de embriones que estaban en fase de 8 células. Las células embrionarias se separaron y sus núcleos se inyectaron en óvulos enucleizados. Estos óvulos se implantaron en el útero de una madre de alquiler. Sólo uno de ellos llegó a término. Dominko, una de los investigadores, hace público en Diciembre de 2001 que un alto porcentaje de embriones de monos obtenidos por el mismo método de clonación que la oveja Dolly son defectuosos. Esto indica que desde el punto de vista médico la clonación en primates incluídos los humanos es desaconsejable.

 

En Agosto del 2002 nace con éxito en Argentina el primer bovino clonado, de raza Jersey (Pampa).

 

A mediados del 2003 nacen en la Argentina doce terneras transgénicas destinadas a que expresen en su leche la proteína humana hGH u hormona de crecimiento, la cual desempeña un papel importantísimo en el tratamiento del enanismo hipofisiario, entre otras enfermedades. A futuro se piensa producir por este mismo método el factor activador tisular de plasminógeno humano o tPA, potente fibrinolítico de amplia utilización en el tratamiento del infarto agudo de miocardio.

 

En el mundo hay ya más de 300 mamíferos clonados con la misma técnica que dio lugar a Dolly, con más o menos variantes. Eso al menos estima uno de sus padres, Harry Griffin, del Instituto Roslin, en Edimburgo. Un tercio son vacas, ovejas y cabras, y el resto ratones. Se investiga también con primates y perros. Pero la comunidad científica no se ha recuperado aún del asombro que le produjo saber que de la célula de un animal adulto se puede obtener otro ejemplar prácticamente igual.

 

 

 

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