Reencuentro de graduados

Se llevó a cabo la cena anual de graduados en la que se agasajaron a las promociones 1965 y 1990. 

Como todos los años, el 4 de diciembre se realizó en la Facultad de Agronomía de la UBA un nuevo Encuentro de Graduados, donde los egresados de las promociones 1965 y 1999 se reencontraron, compartieron una cena en el Rosedal, y bailaron al ritmo de música mexicana. Las autoridades les entregaron medallas y diplomas por cumplir 50 y 25 años de su graduación.

“No es un evento más en la Facultad: el encuentro de hoy coincide con un recambio de gobierno en un contexto de 32 años continuados de democracia. Eso es un motivo de festejo. En esta institución ustedes vivieron años que les forjaron la personalidad, las ideas y los valores. Para nosotros es muy reconfortante brindarles la oportunidad y darles un merecido reconocimiento: ustedes han hecho mucho por la agronomía”, expresó Rodolfo Golluscio, decano de Agronomía.

Los Ingenieros Agrónomos agasajados de la promoción 1965 fueron: Jorge Miguel Adámoli, Carlos Bartolomé Banchero, Norma Mafalda Cantatore, María Angélica Dianda, Joaquín Ernesto Carlos R. Fertig, María del Carmen González, Alfredo Bernardo Martínez Goya, Ana María Miante Alzogaray, María Cristina Miquel, Bernardo Ulrico Ostrowski, Martín Rodríguez Otaño, y Ezequiel Carlos Ruiz Luque.

En tanto, los de la promoción 1990 fueron los Ingenieros Agrónomos: Marcelo Barba, Susana Beatriz Calvo, Diego Cámara, Pedro Roberto Castillo , María Laura Cumini , Alejandro Duarte, Margarita Estiz, Sandra Fernández, Fabián Sergio Foressi, Guillermo Enrique Goñalons, Ana Laudani, María Cecilia Litardo, Daniel Enrique Morisigue, Gustavo Mozeris, Carlos Enrique Roberts Lombardo, Ariane Sonvico, Ana Cornelia Steinhäuser, y Luis Esteban Scarrone; y las Técnicas en Jardinería y Floricultura: Clara Inés Billoch, Sandra Lagoutte, Moira Isabel Lajous, Luz Marina Lucero, Rosario Maschwitz, e Inés Zavalía.  

El secretario de Relaciones Institucionales de la Facultad, Gustavo Schrauf dirigió unas palabras a los presentes: “Hoy casualmente fue un día de jura y provoca una sensación interesante ver que nuestros alumnos terminan la carrera y prever los aportes que van a hacer al futuro. Uno lo siente como el fruto del trabajo institucional y del trabajo de todos los docentes. A veces tener el contraste de los que se reciben y los que vienen a recibir la medalla de 50 años de trabajo nos hace pensar en el lugar que tiene la Facultad de Agronomía entre las mejores del mundo. Es muy lindo unirse, festejar y enriquecer este espacio, como el sitio de  encuentro permanente de todos los años”.

Para cerrar la noche y darle un toque musical al encuentro, los invitados disfrutaron de música mexicana interpretada por el grupo Soneros del Calamaní.

Europa 65’

“Nuestra experiencia indica la importancia de no malgastar esfuerzos en empresas de poco rendimiento. Por ejemplo, todo el tiempo invertido en la preparación de varias fiestas y búsquedas del tesoro rindieron la misma cantidad de fondos que el desfile de modelos”, describe la hoja de ruta de los preparativos de un viaje que terminaría siendo inolvidable para los 23 egresados del 65. Hoy, muchos de ellos recibieron el diploma de los 50 años de su profesión.

Los graduados del 65 se reencuentran una vez por año para recordar aquel recorrido por los países europeos que duró seis meses, las anécdotas imborrables, la vida después del viaje, el paso del tiempo…“Ha habido una ganancia para nosotros en el aspecto humano al haber aprendido a trabajar en equipo y a convivir armónicamente”.

De las seis mujeres que viajaron, María del Carmen González y María Cristina Miquel se consideran grandes amigas. Disfrutan juntas de la noche en la Facultad de Agronomía y recuerdan el respeto que les tenían sus compañeros hombres dentro y fuera de las aulas.

“Recuerdo un profesor de dibujo que en las clases pasaba atrás nuestro y nos decía: ¿Las mujeres porqué no se van a cocinar?. Pero no nos importó porque nuestros compañeros nos cuidaban mucho. A mí me enseñaron a jugar al truco como los dioses. Cuando nos fuimos a Europa llevamos a Osvaldo Boelcke, nuestro profesor de Botánica Agrícola”, cuenta a los 74 años María del Carmen.

 “La preparación del viaje fue espectacular, lo que trabajamos y buscamos fondos por todos lados. Sin duda los hombres nos cuidaron, fueron muy buenos compañeros y todavía somos amigos. En el viaje nos llevaban a pasear como damas”, expresa María Cristina.

El Ing. Martín Rodríguez Otaño fue uno de los tantos hombres que egresó y viajó en el 65.  “Somos como dinosaurios”, dice frente a todos los invitados en la cena de la FAUBA.

“Corría el año 59, nosotros empezábamos la Facultad y el Profesor de Química General e Inorgánica se paró en medio del Wernike, miró y dijo: Háganme el favor de retirarse todos aquellos que no tengan corbata. La mitad del aula salió. Hoy las costumbres cambiaron: los chicos toman mate, sin corbata y con zapatillas, y aseguro que me quedo con este modelo. En nuestra época  prevalecía el compañerismo. Si había bronca era mientras duraba la pelea, después éramos todos amigos, compañeros y hermanos. Llevo 50 años ejerciendo la profesión y la sigo ejerciendo cada día, y lo hago con orgullo y a nuestra Facultad la siento parte de mi vida”, cuenta Martín.  

 “Creemos poder afirmar con toda honestidad que el saldo del viaje ha sido altamente positivo, que el provecho obtenido de él ha superado en mucho el capital y esfuerzo invertido en su realización. Creemos fundamental que todos los jóvenes egresados tengan una oportunidad como la hemos tenido nosotros y que todo lo que se realice en este sentido será poco en comparación con el beneficio que llevarán estos profesionales para el resto de su vida”, finalizó el informe del viaje que los egresados le presentaron a las autoridades de la entonces Facultad de Agronomía y Veterinaria.

Palabras para el Maestro

La Ing. Agr. María Eugenia Gallego, del Consejo Federal de Inversiones, preparó un mensaje en homenaje al Profesor Rolando León. Aquí, sus palabras: “Ha sido un verdadero maestro, siempre lo recordaremos con su mirada, su sonrisa cálida sus carcajadas, sus palabras amenas y paternales, sus enojos por las injusticias, sus diálogos de viajes y aventuras por los ecosistemas del mundo. Por preparar sus clases con dedicación y esmero, por ser un verdadero maestro y transmitir con amor todo lo aprendido sobre fisiología, botánica, ecología… Por transmitir el valor de la armonía de los colores, las formas, la belleza de la heterogeneidad vegetal en los distintos ambientes; por enseñar a abrir la mirada al turismo y al campo. Gracias maestro por hacernos recorrer esta aventura en nuestras vidas y enseñarnos a mirar cada espacio del planeta como si fuera el lugar más bello y único”. 

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Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social