Un cambio microscópico, pero con gran impacto en el suelo

Mar, 31/07/2012 - 09:28
Por FAUBA

La FAUBA encontró modificaciones importantes en las estructuras microbianas de los suelos del NOA, generadas por el desmonte, que complican la sustentabilidad ecológica de los sistemas agrícolas. Para avanzar en las investigaciones, utilizan herramientas de metagenómica y bioinformática.

El avance de la frontera agrícola y la deforestación en regiones como el NOA está impactando en los microorganismos del suelo, con cambios en su estructura que pueden implicar la desaparición de “grupos especialistas”, encargados de llevar adelante funciones muy importantes, como la degradación de agroquímicos que se utilizan para controlar insectos o malezas en superficies cultivadas.

En la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), un grupo de investigadores avanza en el conocimiento de esta problemática, en una de las regiones que pese a ser uno de los mayores reservorios de biodiversidad del país, como las Yungas, aún no habían sido investigadas en detalle, y en otras zonas que tuvieron fuertes transformaciones en el uso del suelo en las últimas décadas como el NOA, además del oeste de la provincia de Buenos Aires.

“La particularidad de nuestro estudio radica en que lo realizamos de un modo multifacético, porque empleamos varias técnicas para tratar de comprender los procesos que están pasando en el suelo con las comunidades microbianas”, explicó la Ing. Agr. Olga Correa, a cargo de la cátedra de Microbiología Agrícola de la FAUBA, junto a los investigadores que integran el equipo de trabajo, los biólogos Marcela Montecchia y Marcelo Soria, y un grupo de becarios de grado y posgrado y estudiantes de las carreras de Agronomía y Ciencias Ambientales.

Al respecto, señaló que para “armar el rompecabezas completo” combinan los trabajos que se realizan en el laboratorio, donde se analizan las muestras de suelos que toman en cada región, con información ambiental y herramientas de diferentes disciplinas que abarcan la metagenómica y la bioinformática.

En 2007, la Cátedra de Microbiología Agrícola de la FAUBA comenzó a realizar sus primeros estudios sobre ecología microbiana de los suelos de la región de las Yungas, en el noroeste de la Argentina. “Esta región constituye uno de los ambientes de mayor riqueza de especies y recursos naturales. Junto con la selva misionera, alberga casi el 50% biodiversidad del país”, dijo Montecchia.

Los trabajos se extendieron a las localidades de Libertador Gral. San Martin, Jujuy (donde se produce caña de azúcar), y Las Lajitas, Salta, donde la producción agrícola creció de manera exponencial en las últimas décadas, fundamentalmente debido al cultivo de soja. En la actualidad, el grupo de la FAUBA también está investigando los suelos de General Villegas, provincia de Buenos Aires, con la colaboración de los Ing. Agr. Martín Díaz Zorita (INBA-CONICET) y Miriam Barranco (EEA-INTA Villegas).

El equipo de investigadores de la FAUBA analiza las comunidades microbianas de suelos prístinos (que no han sido tocados por el hombre, como algunos sectores de los Parques Nacionales), y zonas de actividad agrícola, donde se evalúa el impacto del desmonte y la siembra de cultivos sobre las comunidades microbianas.

“Buscamos analizar los cambios que generó el avance de la frontera agrícola y la intervención antrópica del cultivo en los microorganismos de estos suelos que son frágiles, poseen medios a bajos contenidos de materia orgánica y pendientes que generan problemas de erosión cuando reciben precipitaciones intensas en verano”, dijo Correa.
Según Soria, “las comunidad microbianas responde muy rápido a los cambios en el uso del suelo. En sólo dos o tres años, los suelos que fueron deforestados comienzan a mostrar cambios importantes en sus comunidades microbianas, lo cual puede repercutir en su funcionalidad”.

Los cambios en la estructura de las comunidades microbianas de los suelos pueden implicar la desaparición de grupos especialistas, encargados de llevar a cabo funciones muy importantes, como la degradación de xenobióticos. Es decir, químicos que se utilizan en las prácticas agronómicas para controlar insectos o malezas, por ejemplo.

“Ya encontramos reducciones muy importantes en la biomasa microbiana total y en varias funciones microbianas. En la próxima etapa, vamos a analizar cómo se ven afectados diferentes procesos en estos suelos”, adelantó Correa, y apuntó que buscan conocer las implicancias monitoreando ambientes heterogéneos, como las selvas, y más uniformes, como las áreas cultivadas, donde se estarían perdiendo ciertos grupos microbianos.

“El uso de microscopios y el cultivo de microorganismos en el laboratorio nos dan visiones parciales de la diversidad microbiana. Cuando sumamos los estudios metagenómicos podemos mirar y comprender el sistema con más detalle. Las nuevas técnicas de biología molecular permiten extraer ADN y analizar centenas de miles de secuencias de un gen bacteriano, para luego armar una base de datos y conocer en detalle cómo van cambiando los diferentes grupos”, dijo Soria.

“Nosotros hacemos la extracción del ADN en el laboratorio de Microbiología Agrícola y mandamos las muestras a un servicio de secuenciación. Los datos que recibimos los procesamos en la FAUBA”, detalló Soria. “Antes trabajaba en el laboratorio, ahora me dedico a la bioinformática”, concluyó.

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Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires