La comunidad de la FAUBA hizo memoria

Vie, 26/03/2010 - 08:51
Por FAUBA

Se llevó a cabo el 24 de marzo a las 11 horas un acto por el Día de la Memoria en el Bosque de los Derechos Humanos, ubicado desde 1997 en el predio de la Facultad de Agronomía.

“Porque sus presencias están en nosotros, porque son nosotros”, reza un cartel emplazado en el Bosque de los Derechos Humanos de la FAUBA, donde en la mañana soleada del 24 de marzo estudiantes, docentes y autoridades se reunieron para recordar el significado del feriado nacional.

El Vicedecano Ing. Agr. Eduardo Pagano abrió el acto: “Este es un día de reflexión, es un día que nos tiene que invitar a pensar, a meditar, a evaluar los valores de la libertad y la democracia”, expresó ante un público generacional heterogéneo.

Por su parte, la Secretaria Académica Ing. Agr. Marcela Gally destacó: el importante avance que logró la UBA al incorporar el año pasado la temática de derechos humanos en la currícula de todas las carreras: “En ese sentido nos enorgullecemos porque la Facultad de Agronomía fue la primera que tomó el tema introducido por la UBA, creó la comisión de derechos humanos y brindó un curso al cual asistieron personalidades muy importantes y más de 250 alumnos”. A continuación la Ing. Gally leyó reflexiones de estudiantes vertidas en el marco de dicho curso.

Por último, un estudiante leyó el texto “La verde esperanza de la memoria” de Osvaldo Bayer y se realizó la plantación de tres árboles más en el “Bosque de los Derechos Humanos”.

La verde esperanza de la memoria

No pudieron talar todos lo árboles. No pudieron pisar todas las flores. No pudieron ahogar todos los pensamientos. Por más que se llamaran Videla, Massera, Camps, Astis. No pudieron castrar todas las rebeldías. Los bosques de la Memoria nacieron de inmediato y fueron creciendo, poblándose de pájaros, flores silvestres y pensamientos lozanos de libertad, generosidad y rebeldía solidaria. Eso es lo que lograron los hombres de picana y capucha. La sangre derramada en los campos de concentración devino savia; las lagrimas, lluvia de semillas; los brazos fueron ramos lozanos creadores de brisas puras que hicieron huir a los tiranos a sus madrigueras osuras con olor a piel quemada y ecos de llantos de niños desaparecidos.
Los bosques de la memoria serán cada vez más verdes y altos. Cambiarán los derroteros de los vientos y nos protegerán de la mira de los destructores de la vida. Arboles de fuertes brazos que nos señalan el horizonte y las nubes. A esos bosque irán nuestros hijos y nuestros nietos a preguntar por nuevas ideas y a beber el rocío silvestre de la dignidad, de la generosidad.
Videla, Masera, Camps y Astis creyeron que nos iban a dejar desiertos de árboles talados, de generaciones sin brazos, ni raíces, ni ideas. Y apenas acomodaron sus picanas y sus capuchas detrás de las puertas de la morada de su mujer y sus hijos, comenzaron a brotar los árboles de la Memoria, a cubrir de verde el futuro, a hacer fértil lo que ellos hollaron con la muerte y la tortura.
Plantemos un árbol por cada desaparecido y todo se multiplicará, vendrán las flores y los pájaros, los panes y los peces, y los caminos de las frescas sombras del diálogo y del compartir, el descanso fructificador y el paisaje, y con él la belleza, la alegría y la inocencia de los niños.
El verde y la brisa fresca y el viento rebelde contra el uniforme, el grito y la tortura. No pudiro matar a nuestros queridos desaparecidos. Los transfiguraron en futuro.

Osvaldo Bayer

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Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires