CAPÍTULO
11
INVENTARIO
Y DESCRIPCIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES
1. Introducción
La Argentina en
su extensa superficie territorial
presenta una gran diversidad climática, geológica, topográfica, florística y
faunística. Esto permite reconocer una serie de regiones con particularidades
muy notorias. Hay regiones como los contrafuertes del Aconquija, los Andes
patagónicos o las sierras misioneras, donde la precipitación sobrepasa los
2.000 mm anuales, y otras, como por ejemplo el centro de San Juan y La Rioja, donde
apenas llega a los 100 mm anuales. Esa diversidad, y la de otras
características climáticas relacionadas, como la amplitud térmica, intensidad y
frecuencia de vientos, magnitud de la
radiación, etc., determina que desde el punto de vista de uso pasturil y
agrícola, se puedan reconocer zonas áridas, semiáridas y húmedas. A las dos
primeras corresponden gran parte del área total del país.
La estructura y
el funcionamiento de los ecosistemas de cada zona está determinada no sólo por
las características actuales de su clima, sino que depende de los tipos de
suelos que presenta y de las poblaciones, vegetales y animales (biota)
existentes. Estos aspectos dependen de la geomorfología y, como ésta, son
consecuencia de los paleoclimas dominantes durante las últimas eras geológicas.
Por ejemplo, en la depresión del Salado
(Pcia. de Buenos Aires), la diversidad actual de los paisajes incluye
grandes extensiones con relieve casi nulo, numerosas lagunas encadenadas,
depresiones circulares asociadas a lomadas semilunares (asiento de pueblos y
cascos de estancias), y extensas áreas planas inundables. Los suelos forman
complejos mosaicos donde se alternan, suelos con horizontes gleizados, con
horizontes salinizados, con manto de tosquilla o con perfiles fósiles. Esta heterogeneidad es dificil de comprender
y caracterizar, y por lo tanto de diferenciar en cuanto a su manejo, si no se
comprende su origen (génesis) y si no se tiene en cuenta las características de
aridez correspondiente a los paleoclimas bajo cuyo influjo se modeló. La
vegetación herbácea de toda esa región
tiene sin duda relación con la juventud geológica de la misma. Esta
podría ser también una de las causas de la existencia de un alto número de
especies que se han naturalizado y forman parte hoy de las comunidades
espontáneas del área.
Sin tener en
cuenta el aspecto determinado por el uso, es evidente que la gran llanura de
acumulación (loess y limos)
chaco-pampeana se enriquece en elementos leñosos desde el N y el W, lo que
podría interpretarse como consecuencia de un lento avance de poblaciones de
fanerófitas desde esas regiones. Los pastizales más ricos del país se
encuentran en la región pampeana y están asociados a los suelos profundos y al
clima húmedo y benigno de las regiones
vecinas al atlántico y a la mesopotamia.
En las regiones
áridas la vegetación arbustiva caracterizada por su xerofitismo y su escasa cobertura, del tipo de los
jarillares de Mendoza o La Rioja, se relacionan con cuencas cerradas (bolsones)
continentales o con terrazas y viejas cordilleras desgastadas, en el centro de
Chubut o de Río Negro.
Las únicas
selvas con orquídeas, bambúseas y palmeras y gran riqueza en especies
maderables, se presentan en las regiones con grandes precipitaciones señaladas
más arriba, y en las latitudes más boreales (cercanías del trópico).
Estos ejemplos
dan una idea de la estrecha relación causal existente entre las actuales unidades de vegetación, en
las que y de las cuales el argentino
vive hoy, y las características actuales
y pasadas del medio (geológico, geomorfológico,
climático y edáfico) en que se originaron y evolucionaron.
2.
La
fisonomía de la vegetación y el análisis de la heterogeneidad regional
La vegetación es
un componente muy importante para la caracterización del paisaje de una región.
Su descripción incluye dos aspectos: el florístico y el fisonómico. La
descripción florística involucra el relevamiento completo de las especies
presentes y la identificación de comunidades vegetales o unidades florísticas
definidas a partir de un arreglo particular de especies. La fisonomía de la
vegetación se define por la proporción en que cada forma de vida contribuye a
la comunidad vegetal. Esta definición de la estructura, de menor detalle
conceptual que la florística es, en muchas ocasiones, suficiente para describir
a nivel regional la heterogeneidad de la vegetación. Así, por ejemplo, se puede
hablar de fisonomía de bosque cuando la proporción de fanerófitas supera a la
de las demás formas de vida. También la cobertura, la estratificación y las
características del follaje (tipo,
tamaño y forma de las hojas) de las formas de vida dominantes contribuyen a
definir la fisonomía de la vegetación de una región. Las características del
follaje pueden resumirse en lo que se denomina función. Por la función el
follaje puede ser: caducifolio, perennifolio, suculento o áfilo.
Todas las
características enunciadas dependen en mayor o menor grado del tipo de clima
dominante y en este sentido la fisonomía constituye un indicador del clima de
una región. Una fisonomía de selva siempre verde de hojas anchas está
determinada por un clima lluvioso, con temperatura elevada y uniforme a lo
largo del año, y sin heladas (por ejemplo, la Yunga boliviana). En cambio, una estepa arbustiva
con escasa cobertura corresponde a un
clima generalmente continental, con escasas precipitaciones que ocurren en
forma de lluvias torrenciales, con gran amplitud térmica diaria y con vientos
secos que determinan un déficit hídrico casi constante. Ejemplo de esta
situación es la vegetación denominada “monte” en las provincias de Río Negro,
Mendoza, San Juan y La Rioja. Al estar determinada por el clima, la fisonomía
de la vegetación suele correlacionarse también
con la topografía de una región. Por ejemplo, las elevaciones del
Aconquija y del Ambato en Tucumán y
Catamarca, determinan altas precipitaciones en sus estribaciones orientales.
Esto posibilita que en estas laderas haya selvas y bosque siempreverdes, que
contrastan con los bosques de xerófitas o las estepas arbustivas que hay
en el pedemonte.
La fisonomía de las comunidades de un área condiciona la existencia de
las comunidades animales. Muchas
especies de animales son específicas en cuanto a sus condiciones de
habitat y este habitat está
frecuentemente asociado con la vegetación. Por ejemplo, en el sudeste de
América del Norte, el pájaro carpintero de cabeza colorada, que nidifica en los
troncos de Pinus palustris, está en
peligro de extinción debido al reemplazo de las sabanas dominadas por dicha
especie, por bosques secundarios,
plantaciones de árboles, cultivos agrícolas o urbanizaciones.
El estudio de la fisonomía de la vegetación es una herramienta útil y
primaria para diferenciar grandes
ambientes ecológicos. Ecosistemas similares en fisonomía y función se denominan biomas. Los principales biomas del territorio argentino son:
desierto, pastizal, sabana y bosque. Dentro de cada bioma pueden distinguirse
generalmente unidades menores más uniformes en su fisonomía, que se denominan
tipos de vegetación (Tabla 11.1). A continuación
se citan una serie de tipos de vegetación , presentes en el país, como ejemplos
de los distintos biomas.
a) Bioma pastizal
Pradera: praderas en la pampa ondulada
(Buenos Aires).
Estepa graminosa: estepas de psamófitas del centro de San Luis.
Vega de ciperáceas:
“mallines” en la Patagonia.
b) Bioma sabana
Sabana: sabanas
del NE del Chaco: de ñandubay y palma
(Copernicia alba) con
espartillo (Elionurus muticus).
Parque: parque
del NE del Chaco: isleta de “monte fuerte” (Schinopsis
balansae y otros) con espartillar (Elionurus muticus).
Estepa arbustiva: matorral bajo de mata negra (Verbena
tridens) en patagonia, centro de Santa Cruz.
c) Bioma bosque
Bosque
caducifolio: bosque de lenga (Nothofagus
pumilio) en la cordillera patagónica.
Bosque perennifolio: bosque de
mirtáceas en Salta y Tucumán.
Bosque
de xerófitas: bosque de quebracho blanco y quebracho colorado en el
Chaco.
Bosque de coníferas: bosque de cipreses
al W de Neuquén.
Selva subtropical: selva de laureles,
palo rosa, guatambú, en Misiones.
Selva templada: selva de alerce y coihue al SW de Río Negro y NW de Chubut.
d) Bioma de desierto
Desierto
frío: altas cumbres de los Andes.
Desierto cálido: valle de Ischihualasto en San Juan.
Los tipos
de vegetación y los biomas quedan definidos en base a una serie de atributos:
formas de vida dominantes, cobertura, estratificación, cobertura, tamaño y
función de las hojas entre otras (Tabla 1).
Tabla 1. Características de los principales tipos de vegetación de la República Argentina
Bioma |
Tipo de Vegetación |
Formas de vida dominantes |
Cobertura |
Estratos |
Función |
Tipo y tamaño de hojas |
Otras |
Ejemplos en la Argentina |
Pastizal |
Pradera |
Hemicriptófitas Caméfitas Geófitas Terófitas |
Alta 90 - 100 % |
2 - 3 |
Perennifolia |
Graminiforme mediana |
|
Praderas de la
Pampa inundable |
|
Estepa Graminosa |
Hemicriptófitas Caméfitas Terófitas |
Media 50 - 70 % |
1 - 2 |
Caducifolia |
Graminiforme mediana |
Estaciones de
descanso bien marcadas. Sequía estival y heladas. |
Estepas de
psamofitas del centro de San Luis. Estepa de coirón dulce del SW de Chubut |
|
Vega de Ciperáceas |
Geófitas Hemicriptófitas |
50 - 100 % |
1 - 2 |
Perennifolia, áfila |
Graminiforme |
Aporte de agua
permanente, cauces de ríos, vertientes, etc. |
Mallines patagónicos |
Sabana |
Sabana |
Mosaico: Hemicriptófitas Caméfitas Fanerófitas aisladas |
50 - 100 % (estrato herbáceo) |
3 - 4 |
Perennifolia, caducifolia |
Graminiforme grande compuesta |
Mosaico de
suelos, impronta de fuego |
Palmares de yatay en la Mesopotamia, sabana de ñandubay y palma al NE del Chaco |
|
Parque |
Mosaico: Hemicriptófitas Caméfitas Fanerófitas en grupos |
50 - 100 % (estrato herbáceo) |
3 - 4 |
Perennifolia, caducifolia |
Graminiforme grande compuesta |
Mosaico de
suelos, impronta de fuego |
Espartillar con isletas de monte
fuerte, NE del Chaco |
|
Estepa Arbustiva |
Caméfitas Nanofanerófitas Terófitas |
Baja 10 - 50 % |
1 - 2 |
Afila, caducifolia, suculenta |
Esclerófila pequeña |
Suelos
esqueléticos, erosión eólica, déficit
hídrico estival |
Jarillal de La Rioja, matorral de mata
negra en Santa Cruz |
Tabla 1. Continuación
Bioma |
Tipo de Vegetación |
Formas de vida dominantes |
Cobertura |
Estratos |
Función |
Tipo y tamaño de hojas |
Otras |
Ejemplos en la Argentina |
Bosque |
Bosque caducifolio |
Fanerófitas. Hemicriptófitas, Geófitas |
Alta 100 % |
1 arbóreo 1 herbáceo |
Caducifolia |
Membranáceas |
Epoca de reposo
muy marcada (nieve o sequía) |
Bosque patagónico
de lenga y ñire. Bosque de aliso
(Tucumán) |
|
Bosque perennifolio |
Fanerófitas, Hemicriptófitas, Geófitas, Terófitas |
Media |
Muchos |
Perennifolia |
Coriáceas, medianas |
Verano seco,
invierno húmedo, descanso estival parcial |
Bosque de Schinus spp., Schinopsis sp. y Fagara coco, sierras de Córdoba |
|
Bosque de xerofitas |
Fanerófitas, Hemicriptófitas, Geófitas, Terófitas |
Media a baja 50 - 70 % |
Muchos |
Caducifolia, áfila, suculenta |
Compuestas, esclerófilas, pequeñas |
Climas semiáridos |
Algarrobales del Chaco |
|
Bosque de coníferas |
Fanerófitas, Hemicriptófitas |
Media a alta |
1 - varios |
Perennifolia |
Aciculares, pequeñas |
Climas húmedos |
Bosque de ciprés, SW de Neuquén |
|
Selva subtropical |
Fanerófitas, Lianas, Epífitas |
Muy alta |
muchos, 1 en selva virgen |
Perennifolia |
Compuestas membranáceas tenues, grandes |
Con estación de
floración apenas marcada. Clima cálido - húmedo. |
Selva
misionera. Selva de pie de
monte,Tucumán. |
|
Selva templada |
Fanerófitas, Epífitas |
Muy alta |
Muchos |
Perennifolia |
Coriáceas, medianas a pequeñas |
Estación
fría con poca actividad vegetativa. |
Selva de los
lagos Frías y Futalaufquen |
Desierto |
Desierto frío |
Geófitas, Caméfitas |
Muy baja |
1 |
Caducifolia |
Graminiforme, pequeña |
Activa en meses
estivales. |
Altas cumbres de
la Puna |
|
Desierto cálido |
Caméfitas, Terófitas |
Muy baja |
2 |
Caducifolia, áfila |
Coriácea |
Erosión hídrica y
eólica, lluvias torrenciales |
Valle de la Luna,
Ischigualasto, San Juan. |
Caja 1. Distribución
de los tipos de vegetación en relación con el clima (FAO 1986 Datos Agroclimáticos para América Latina y el
Caribe). Las
condiciones climáticas de distintas localidades se pueden representar de
manera muy resumida mediante la temperatura media y la precipitación anual.
En función de estas variables se puede
obtener un gráfico que representa la distribución de los tipos de
vegetación en relación con el clima. Se puede observar que el reemplazo entre
tipos de vegetación es gradual y, por
lo tanto, no se pueden establecer límites netos entre los climas asociados
con cada uno. Sin embargo, resulta notorio que en ambientes semejantes de
distintos continentes las formas de vida dominantes son las mismas y que, en
general, en el gradiente hacia condiciones más favorables aumenta la
complejidad fisonómica: mayor número de formas de vida ordenadas en mayor
número de estratos más altos y con mayor cobertura del suelo. Los
gráficos de este tipo constituyen una considerable simplificación ya que no
consideran aspectos del clima, como la estacionalidad de las precipitaciones
y la amplitud térmica, que son importantes determinantes de la estructura de
la vegetación. Por otra parte, la correspondencia entre clima y tipo de
vegetación no es perfecta. En algunos ambientes, factores tales como las
características edáficas o la exposición a fuegos frecuentes determinan cual
será el predominante entre dos tipos de vegetación adaptados a
características climáticas semejantes. La figura 1 presenta un gráfico como
el descripto elaborado para algunas localidades de nuestro país y países
limítrofes (interpretar usando la información de la Tabla 2 y la Figura 2). Figura 1. Relaciones
entre tipos de vegetación, temperatura media anual y precipitación media
anual en 41 localidades del sur de América del Sur. |
Tabla
2. Distribución de fisonomías en relación con la
temperatura promedio y la precipitación anual. (ver ubicación de las localidades en el mapa de la figura 11.2)
Tipo de
Vegetación |
Localidad |
T(ºC) |
PP(mm) |
1. Selva
subtropical y bosque templado |
1.1 El Bolsón
Ushuaia
El Turbio
Bariloche 1.2 Jujuy
Tucumán 1.3 Iguazú 1.4 Puerto Montt Puerto Aysen |
9.5 5.5 5.7 8.3 16.3 18.9 20.6 11.0 9.0 |
896 524 412 804 973 963 1700 1982 2941 |
2. Pastizal
(praderas y estepas graminosas) |
2.1
Esquel Río Gallegos Río Grande 2.2
Dolores Pehuajó Villa Unión Barrow 2.3
Bage Uruguaiana |
8.1 6.9 5.0 14.7 15.2 15.9 13.6 18.0 19.8 |
515 222 378 879 841 460 712 1287 1356 |
3. Bosque xérico, sabana y parque |
Salta Corrientes Añatuya Villa Dolores Santa Rosa Las Lomitas |
16.8 21.5 20.5 17.9 15.1 22.0 |
688 1234 617 535 626 874 |
4. Estepa
arbustiva alta (matorral) |
Jachal Andalgala Chilecito Chepes Santa Isabel San Antonio Oeste Trelew General Conesa |
16.3 17.9 17.0 18.3 15.5 15.1 13.4 14.6 |
119 308 179 261 340 243 179 267 |
5. Estepa arbustiva baja |
5.1
Camarones Comodoro Rivadavia 5.2
Perito
Moreno Gobernador Costa |
12.5 12.7 8.2 7.8 |
180 189 116 168 |
6.
Semidesierto (estepa arbustiva muy baja y rala) |
6.1
La
Quiaca Puente del Inca 6.2
Gobernador
Gregores Sarmiento Maquinchao |
9.4 7.4 8.5 10.8 9.3 |
312 342 170 132 151 |
Figura 2: Grandes tipos de vegetación de la República Argentina
3. Niveles de percepción de la
heterogeneidad
El estudio de la
ecología comprende varios niveles de organización para los cuales se utilizan
distintas magnitudes de tiempo y espacio. Así, la cuantificación de los
caracteres de las poblaciones locales en áreas relativamente pequeñas como, por
ejemplo, el estudio de las poblaciones de Stipa
brachychaeta en los alfalfares de la zona de Rafaela, requiere una
metodología y una intensidad de observación totalmente diferentes a las que se
utilizan para el análisis genecológico
de poblaciones con muchos ecotipos, distribuídas en áreas de extensión
regional o continental (por ejemplo: el estudio de las poblaciones de Stipa brachychaeta en toda la República
Argentina). Los niveles de investigación también difieren si se estudian los
cambios que presentan los caracteres de una población durante un solo período
vegetativo, o los mecanismos que permiten la especiación a lo largo de millones
de años. Asimismo, para abordar el tema de la distribución geográfica de las
poblaciones, será necesario considerar escalas continentales y geológicas
(relación tiempo y áreas), mientras que para definir la comunidad vegetal en
una región nos limitaremos al estudio
detallado de un sitio en particular, en un momento determinado.
Ambas situaciones son extremas, pero existen numerosos casos
intermedios que obligan a considerar problemas, más o menos dependientes entre
sí, que involucran patrones y factores observables a diversos niveles de
heterogeneidad. Para ello es indispensable plantear claramente los objetivos,
el nivel de trabajo, las variables de interés, la metodología y la
representación cartográfica, a los fines
de no utilizar, por ejemplo, métodos muy detallados para el análisis de la
vegetación en el nivel continental, o
escalas pequeñas (poco detalladas) para la cartografía de las comunidades
vegetales dentro de un potrero.
Ante cualquier problema ecológico concreto, la eficiencia
del estudio estará supeditada a los recursos económicos, al personal, al tiempo
disponible, a las posibilidades de movilización y al instrumental con que se
cuenta. Sólo en función de estos factores será
posible, luego de fijar los objetivos, determinar la metodología
adecuada, el nivel del estudio, el tipo de datos a obtener, el tiempo necesario
para concretar el estudio y la escala definitiva de representación cartográfica
de los resultados.
Entonces, para el estudio de la vegetación de un área se
pueden considerar distintos niveles de percepción de la heterogeneidad espacial
y temporal de la misma, con sus correspondientes escalas de representación.
Long (l968) propuso organizar esos
niveles de percepción según una “pirámide” (Figura 3).
Figura 3: Pirámide de percepción de los niveles biogeográficos. Cada
arista corresponde a un tipo de unidad biogeográfica o de relación entre la
vegetación y las variables ecológicas activas. Por ejemplo: la arista E1-E5
corresponde a las escalas de expresión cartográfica para cada nivel, la B1-B5 a las variables ecológicas
preponderantes en cada uno de ellos, y la C1-C5 a las unidades biogeográficas
que correspondan.
·
Primer nivel de percepción:
Corresponde
a la visión a ojo desnudo que se tendría desde un satélite orbital. Sólo nos
será posible detectar las masas continentales y marinas, los desiertos
(Sahara), las selvas extensas (Amazonas) y las grandes cadenas montañosas
(Andes, Himalayas). En este nivel será solamente posible inferir algunas
relaciones entre la vegetación y el ambiente, tanto terrestre como marino. Las
variables ecológicas preponderantes a esta escala serán la ubicación geográfica
de las zonas, las posiciones relativas de continentes y mares, desiertos y
selvas, llanuras y montañas.
La
escala de representación cartográfica es muy pequeña: entre
1:100.000.000 y 1:5.000.000. Gracias a las imágenes de satélites, el radar y
las imágenes térmicas se pueden obtener mapas
1:3.000.000 con mayor detalle, aún dentro del mismo nivel de percepción.
·
Segundo nivel de percepción:
Las
diferencias observadas en este nivel están generalmente relacionadas con la
disposición general (diseño) de las grandes zonas de utilización actual del
suelo, que pueden clasificarse en tres categorías: forestal, pasturil y
agrícola o cultivado. Ellas se presentan imbricadas, difusas o en mosaico y son
siempre testimonio de la influencia del hombre, extendida sobre la mayor parte
de la corteza terrestre.
Cartográficamente
a este nivel también le corresponde una escala pequeña: por ej.
1:1.000.000.
Las
variables ecológicas activas son los rasgos dominantes del nivel general y del
macroclima. Esta unidad puede tener superficies desde el orden de 1000 km2
(El Delta) a cientos de miles de km2 (El Chaco). En relación con la
agricultura se puede señalar aquí, las relaciones entre las variables generales
citadas y grandes unidades de uso, tal como el “corn belt” norteamericano, la
zona maicera argentina o la medialuna de
las tierras fértiles en Medio Oriente
(terminología reveladora de los hechos generales que se describen).
·
Tercer nivel de percepción:
No
se percibe más la región montañosa y la llana, sino una parte de una o de la
otra. La vegetación aparece definida en el nivel de tipo de vegetación. La
estructura de la vegetación es el rasgo visible predominante: repartición
espacial de volúmenes entre leñosas altas, bajas, herbáceas, suculentas, etc.
En este nivel aún no se hace mención de la flora. No obstante, el conocedor es
capaz de reconocer las espacies dominantes, tal como hacen la mayoría de los
fitogeógrafos.
Expresión
cartográfica: escala mediana, 1:200.000.
Las
variables ecológicas activas son: posición topográfica, caracteres climáticos
locales y tipos litológicos del sustrato, así como las modalidades de
explotación de los recursos (explotación de poblaciones forestales y herbáceas,
grado de artificialidad del área agrícola cultivada, etc).
·
Cuarto nivel de percepción:
La
vegetación se caracteriza mediante la lista casi completa de las especies
espontáneas o cultivadas que integran
las comunidades. En este nivel, designar
las especies e indicar sus
características de cobertura y altura, así como la naturaleza de las comunidades que forman, equivale a
hacer el inventario de ocupación de la tierra.
Tal
relevamiento se realiza en la escala de la parcela catastral, si se trata de un
paisaje muy modificado por la
actividad antrópica, o de la parcela
ecológica, en el caso de
espacios geográficos no demasiado
modificados.
Su expresión cartográfica se hace en gran
escala, 1:5.000 a 1:50.000, según el diseño de distribución de las unidades
relevadas.
Las
variables ecológicas activas que pueden reconocerse y ejercen un papel importante
como determinantes de la estructura y funcionamiento de la vegetación son aquellas asociadas a la acción del hombre
o de los animales, el uso de la tierra o el deterioro, y aquellas ligadas a la
microtopografía o a los rasgos
principales del suelo (aireación, humedad, nutrientes, sales).
Las
unidades fitosociológicas elementales son las comunidades vegetales,
caracterizadas por combinaciones definidas de grupos ecológicos indicadores de
diferentes condiciones ambientales. La cartografía de las mismas puede ser
dinámica o instantánea según se conozcan o no las relaciones
sucesionales entre las mismas.
·
Quinto nivel de percepción:
Corresponde
a la parcela ecológica más elemental: la estación, el sitio o stand. En ella
son examinadas todas las características de la vegetación (composición florística total, en todas las estaciones del
año, estructura, evolución estacional, dinámica global, biomasa y productividad) así como las
variables debidas al hombre y a los microorganismos así como a ciertos caracteres
biofísicos, bioquímicos y biofisioquímicos del microclima y del medio edáfico.
El objetivo del estudio a este nivel es, tanto la descripción puntual de los
ecosistemas como el análisis global y dinámico de su funcionamiento.
Tal
empresa tiene como resultado una representación cartográfica a una escala
muy grande, es decir muy detallada, por ej. 1:100 a 1:5.000.
En
la Tabla 3, se presenta una síntesis de estos conceptos.
Nivel
de percepción |
Escala |
Unidades
de vegetación |
Variables
activas |
I |
1:10.000.000 |
Continentes y mares, biomas |
Latitud y longitud |
II |
1:1.000.000 |
Biomas, zonas, uso del suelo |
Clima general y relieve |
III |
1:100.000 |
Tipos de vegetación |
Altitud, clima local sustrato |
IV |
1:10.000 |
Comunidades |
Topografía, caract. Edáficas |
V |
1:1.000 |
Stands |
Relaciones bióticas |
Los
estudios de caracter puntual solo adquieren significado en un contexto
biogeográfico si sus resultados pueden ser ubicados dentro de la pirámide de
percepción, en relación a otros estudios que abarquen escalas espaciales más
amplias.
Los
niveles de percepción establecidos por
Long son de gran utilidad para precisar, una vez formulados los objetivos de un
estudio, la metodología a utilizar y forma de expresión cartográfica de los
resultados. No es raro comprobar que, en ciertas ocasiones, las observaciones
realizadas y la metodología aplicada en un estudio no guardan relación con los
objetivos del mismo. Por ejemplo, el
análisis de ciertos caracteres de la vegetación, que forzosamente debe ser realizado a campo (escala 1:1),
conduce al tratamiento casi puntual de un sitio determinado, aún en el caso de
tener como objetivo la solución de un problema ubicado en un nivel de
percepción superior (Figura 4). Este
hecho trae aparejada una pérdida de eficiencia, pues generalmente se recogen datos
y se establecen relaciones que no responden al objetivo original y que, si
debieran ser representados cartograficamente, no podrían serlo en la escala
correspondiente.
Long,
G. 1968. Conceptions générales sur la cartographie biogeographique intégreé de la
vegetation et de son écologie. CNRS doc. 46., Centre d`etudes
phytosociologiques et ecologiques, Montpellier, France.
HETEROGENEIDAD
DE LA VEGETACIÓN
NIVELES DE PERCEPCIÓN
Figura
4: Aspectos de la heterogeneidad de la vegetación
percibidos en diferentes escalas espaciales, en un área de pastizales naturales
del centro de la Pampa Deprimida, Pila, Pcia. de Buenos Aires (tomado de,
Chaneton, E. 1995. Heterogeneidad espacial de la vegetación en diferentes
escalas: influencia de las condiciones ambientales y del pastoreo. Tesis de
M.Sc., Facultad de Agronomía, UBA)